- Rin, cariño.- la suave voz de su madre se escuchó del otro lado del teléfono.
- Hola, mamá.- sonrió- ¿Cómo has estado? ¿Sigue malo el clima en Tokio?-
- Oh, ya sabes cómo es esto...un día llueve y al otro sale el sol. No es nada de otro mundo.- la sintió soltar una risita.
- Ya lo creo. Es una verdadera locura.- rió también- ¿Qué hay de papá? Los extraño a ambos.-
- Ahora mismo está tomando una siesta. Ha llegado muy cansado del trabajo... nosotros también te extrañamos amor.-
- Envíale muchos besos de mi parte, espero poder viajar apenas tenga la oportunidad. -
- Te estaremos esperando, mi niña. ¿No te han llegado las buenas nuevas aún?-
- Mmmh, pues no.- hizo una mueca observando el paisaje de un Nueva York en su hora pico- Ya, mami, cuéntame.- un morrito se formó entre sus labios a pesar que su madre no podía verlo.
- Kagura está pronta a casarse, ¿puedes creerlo?- suspiró.
- Dime que estás bromeando.- rió- Quién lo diría...Kagura Hudson será desposada al fin. ¿De qué pobre diablo se trata, huh?-
- Rin Hudson, cuida esa boca.- la regañó y ella sólo pudo reír, su madre dejó salir un suspiro- Se trata de un empresario magnate con mucho dinero, no recuerdo muy bien su nombre... pero para que ella accediera a casarse debe de ser un hombre con alto estatus social.-
- Por interés bailan los monos...- suspiró- Me alegro por ella, de todos modos. Espero que su felicidad dure más que el dinero en sus bolsillos. Ya sabes cómo es...-
- Sí, nena. Así ha sido con todas las mujeres en la familia de tu padre, que suerte que nosotras seamos la excepción.-
- Dios nos proteja.- respondió finalmente dándole la espalda al gran ventanal de su departamento para ir a la cocina.
- ¿Y qué hay de ti, cariño? ¿Has conocido a algún buen mozo o qué?-
"Oh, mamá. Si tan sólo supieras..." pensó inmediatamente.
- Nah, estoy bien sola. Supongo que aún no es mi momento de ser desposada por un magnate poderoso de Estados Unidos.- bromeó, intentando concentrarse en no quemarse con el agua de su té.
- Independencia, amor. Una mujer independiente no le teme a nada...ojalá y seas la que finalmente rompa con las tradiciones sin sentido de la familia Hudson.-
Claro que sí.
- Por supuesto. Ya debo irme, tengo clase de yoga en media hora y debo alistarme. ¡Te amo! Saluda a papá por mí.-
- Te amamos, cielo. Adiós.-
Cuando la llamada hubo finalizado así como el té de todas las tardes, Rin caminó perezosamente hacia su habitación esquivando los juguetes felinos que se encontraban regados por el suelo. Sus hermosos bebés Kyura, Dai y Lyla se encontraban durmiendo plácidamente sobre los pies de su cama todos amontonados, y no pudo evitar tomarles una foto porque se veían completamente adorables. Sus seguidores en instagram las adoraban.
Mientras daba comienzo a su rutina pre-ejercicio, pensó en la noticia que su madre le dió minutos atrás. Desgraciadamente, las mujeres en la familia por parte de su padre habían construido una costumbre de la cual no estaba orgullosa ni mucho menos compartía: casarse con un ricachón para vivir como reinas. Seis o siete generaciones consecutivas se encargaron de llevar el apellido a lo más alto; nunca, si alguna vez preguntan, escucharán que una mujer Hudson destacó en algún puesto importante como ser abogada, doctora o contadora...todas preferían ser llamadas "la señora de...", portando orgullosamente un patético título que les permitiría ir al centro comercial más veces de lo que alguna vez podrían pisar un supermercado.
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Hilo Rojo. [+18] PAUSADA TEMPORALMENTE
Romantizm"Cuenta una leyenda oriental que las personas destinadas a conocerse están conectadas por un hilo rojo invisible. Este hilo nunca desaparece y permanece constantemente atado a sus dedos, a pesar del tiempo y la distancia. No importa lo que tardes en...