i. hogwarts express

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CAPÍTULO 01
Expreso a Hogwarts

—Yi istiri cintigi— arremedaba enojada— «¿Como puede hacerme esto? Resulta que soy una bruja y mi tía solo me avienta aquí sola» pensaba

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—Yi istiri cintigi— arremedaba enojada— «¿Como puede hacerme esto? Resulta que soy una bruja y mi tía solo me avienta aquí sola» pensaba

Quizás exageraba un poco, Susan tenía trabajo e iba atrasada por lo que sólo pudo dejar a su sobrina en la estación del tren.
Sadie podía tener un carácter fuerte como un león pero cuando tenía que hacer algo que incluyera un montón de personas a su alrededor y moverse de un lugar a otro sola, se convertía en un gatito, apenas tenía once años, los había cumplido en abril.

La niña parecía una hormiga al lado de tantos adultos amontonados, tenía el boleto que el señor Flitwick le había dado, «Plataforma 9¾» decía, pero Sadie solo veía las plataformas 9 y 10.
Decidió acercarse a un guardia de seguridad que estaba por ahí pero él la miró molesto diciendo:

—Eres la quinta niña que me pregunta eso, ¿Es una broma? ¿Donde están las cámaras? ¡Largo de aquí!

—Anciano bastardo— había susurrado la niña para alejarse de ahí.

Un nudo en su garganta se había formado, le preocupaba perder el tren y quedarse debajo de un puente todo el año hasta que su tía se acordara de ella y la recogiera.
Se había hartado y estaba dispuesta a vivir en la calle, se sentó en un rincón del suelo con un puchero de enojo.

Un niño que parecía de su edad, pasó por delante de ella con un carrito de equipaje y una lechuza blanca, tenía un boleto como el que le habían dado. Se paró inmediatamente casi corriendo hacia el.

—¡Hey! ¡Tu!— el niño la miró asustado— ¡Si, tú, el de la frente rajada!

—¿Yo?

—¿Ves a alguien más con un rayo en la frente?— preguntó sarcásticamente mirando con curiosidad la peculiar forma de su cicatriz— Creo que fui muy grosera, lo siento, la costumbre

El niño la miró como si estuviera loca, pero claro, era una desconocida que había corrido hacia el hablándole de forma altanera y que ahora mismo acariciaba a su lechuza.

—Ví que tenías eso— apunto el ticket, el azabache lo escondió rápidamente— descuida, yo también soy un alienígena con poderes, o lo que sea que seamos, ¡Mira!

Sacó su varita que había comprado semanas antes con su tía en un lugar llamado
"Ollivanders" el niño puso viscos los ojos para ver la varita que tenía a tres centímetros de su rostro.

—Madera de Alerce y núcleo de pelo de unicornio, 14 ½ y flexibilidad ligeramente elástica— imitó la voz de Ollivander

—¡Shh! ¡Guárdala! Si los muggles nos descubren...

—¿Muggles?

—No magos— aclaró— así se les llama

—Oh...¡Soy Sadie Shepherd!

SADIE SHEPHERD Y LA PIEDRA FILOSOFAL [1]  ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora