—¡Dios, Sadie! ¿Como es posible que hagas eso? ¡Tuve que salir del trabajo por tu chistesito, si crees que te librarás de esto, estás equivocada, señorita!— la mujer llevaba al rededor de media hora hablando, más bien gritando. La niña solo miraba por la ventana del auto con una expresión de enojo.
La habían suspendido por tres días de la escuela debido a una pelea que empezó con un compañero, Tyler Swan, el típico mocoso bravucón que siempre tiene el rostro lleno de chocolate y olor a orina.
Se había metido con todos excepto con Sadie, nunca había estado tan asustado hasta que decidió agredirla a ella, lo cual fue un error porque recibió una patada en sus partes y unos buenos puñetazos por unos minutos antes de que los separaran, y lo que era más gracioso para Sadie, se había ganado el apodo de "El cacas" gracias a ella.
—¡El empezó! ¿Porque lo defiendes?
—No lo defiendo, Sadie, ese mocoso me importa un...— se detuvo antes de decir algo inadecuado frente a su pequeña sobrina— Solo intentó hacerte ver que lo que hiciste esta mal, nunca debes responder con violencia
—No respondí con violencia— mintió. Su tía la miró fulminante— Bien, si lo hice pero se lo merecía
—¿Que fue lo que te hizo?
Sadie la miró como si hubiese dicho un mal chiste, se giró nuevamente hacia la ventana para darle la espalda a Susan, señaló su larga cabellera que ahora tenía cuatro gomas de mascar pegadas.
—Y no solo eso, Susan, el maldito inútil quisó golpearme pero...
—¡Sadie, vocabulario!
—Lo siento— hizo un carraspeo para corregirse— Ese maldito inútil también quiso golpearme, querida tía Susan
La castaña la miró con reproche pero la dejo proseguir.
—En fin, no lo deje, ¿A caso querías que me dejara golpear? Nope, eso jamás, podré ser estúpida pero no idiota
—Sadie, juro que si dices una grosería más, voy a castigarte durante toda tu vida
—Eso es mucho— susurró.
El resto del trayecto a casa se mantuvo silenciosa para evitar soltar algo grosero, era una mala costumbre que su profesora de ciencias le había pegado.
[...]
—¡Sadie! Si no sales ahora mismo, te encontraré y entonces te raparé hasta dejarte pelona, eso será peor
La pequeña rubia llevaba escondida media hora, no quería que le cortaran el cabello que tanto le había costado dejar crecer.
—¡Dejare que golpees al cacas si sales ya!
—¡Aquí estoy!— salió del closet emocionada.
—Te mentí, ahora ven o voy a raparte
—¡Nooo!
Antes de poder meterse al closet de nuevo, su tía la agarró del brazo obligándola a sentarse en una silla.
—¡Por favor! ¡Tía Susan! ¡No sabes cortar cabello!
—¿De que hablas?— se quejó— trabaje en una peluquería
—Duraste cuatro días, ¡te despidieron por dejar una calva a un cliente!
—¡Ay, Dios, Sadie! Solo fue un accidente
La niña estaba por reprochar hasta que escuchó el ruido de las tijeras al cortar, miró abajo donde ya había caído un mechón de cabello.
—¡AHHHHHH!
—Cierra la boca, no exageres
—Cacas bastardo, me va a conocer enojada
—¿No te conoció enojada hoy?— se burló su tía mientras seguía cortando el cabello.
—Por supuesto que no.
Pasaron minutos de puras quejas dramáticas por parte de la niña hasta que su tía dejó de cortar cabello, se dirigió rápidamente al baño para agarrar un espejo mediano que puso frente a Sadie.
—¡AAAAAAAAAAAH!— al mismo tiempo del grito, se escucharon fuertes golpes en la puerta—¡AAAAAAAAH!
—Sadie, cállate, hay alguien tocando
Susan cruzó el pasillo para recibir a quien sea que estuviera detrás de la puerta, por otro lado, Sadie seguía gritando mientras lloraba por su cabello.
—No había nadie, seguro eran niños tocando timbres, ¿A caso no los educan? ¿Porque hacen eso?— habló a regañadientes, la rubia dejó de llorar al escucharla, soltó una sonrisa burlona, ella también tocaba timbres y salía corriendo.
La puerta volvió a sonar.
—¡Demonios!— se quejó Susan volviendo al pasillo— ¡Recorcholis! ¡Dije recorcholis!— corrigió, a Sadie le daba igual, su profesora decía cosas peores.
La niña la siguió por detrás mientras se limpiaba las lágrimas que aún conservaba, su cabello tenía forma de hongo.
Susan abrió la puerta y soltó un quejido apunto de cerrarla nuevamente de no ser por la rubia que interrumpió.—¡Tía! ¡Un duende!— señaló al hombrecillo frente a ella, probablemente Susan no lo había visto la primera vez que abrió la puerta.
El pequeño visitante hizo un gesto como si se hubiese ofendido.—No soy un duende, soy un semiduende— corrigió ofendido— ¿Aquí vive la señorita...—sacó un cuadernillo antes de hablar— Sadie Shepherd?
—¡EL DUENDE QUIERE SECUESTRARME!
Susan, quien no había dicho ni una palabra aún, le dio una palmada en el hombro a su sobrina en modo de regaño. El rostro de la mujer mostraba culpa y tristeza, Sadie no entendía el porque.
—Basta, no es un duende malo— susurró la castaña pero el hombrecillo la miró ofendido.
—Soy Filius Flitwick, tengo entendido que aquí reside Sadie Shepherd
—Soy yo— murmuró la niña quien estaba escondida detrás de su tía
—Creo que usted sabe a que vengo— sospecho mirando a Susan, quien asintió.
—Adelante
Flitwick se adentró al hogar tomando asiento en uno de los sofás. Sadie miraba asustada a su tía preguntándose porque había dejado entrar a un duende a su casa.
—¿Vienes de Irlanda?— preguntó tímidamente la niña
—Vengo de Hogwarts, señorita Sadie
—¿Hogwarts?
—Usted sabe esto, ¿Como es posible que no le haya contado? ¿Usted es una bruja?— miró a la mayor
—¡¿Bruja?!
—Sadie, basta. Y no, no pertenezco a ese mundo, mi hermana lo hacía pero...— miró a la rubia con pena, no mencionaban a sus padres muy seguido. Marie Ellen, la madre de Sadie había sido asesinada a manos de mortífagos cuando su hija tenía un año, y de su padre no se supo nada después de que ella nació se dio a la fuga.
—Bien, Sadie— Flitwick sacó una carta de su bolsillo con un sello escarlata— para entrar a este mundo, Tienes que creer en lo imposible, ¿puedes hacerlo?
—S-Si...
—Eres una persona especial, tú sangre es diferente y existe un lugar para gente como tú
—¿Narnia?
—Aún mejor. Hogwarts, el colegio de magia y hechicería
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SADIE SHEPHERD Y LA PIEDRA FILOSOFAL [1] ✔
AdventureSADIE SHEPHERD| Primer libro de la saga ____________ Sadie Shepherd jamás imagino que un mundo fuera de lo común existiría, hasta que una peculiar persona llegó a la puerta de su casa con una carta misteriosa y una historia alocada, en ese entonces...