SADIE SHEPHERD Y LA PIEDRA FILOSOFAL [1] ✔

vi. we are infinite

CAPÍTULO 06
Somos infinitos

Había pasado una semana desde el incidente de la caca de hipogrifo, Sadie había intentado integrar más a Hermione a su grupito de amigos pero a ninguno le caía bien la niña, ella estaba segura de que sí se tomarán el tiempo de conocerla, les agradaría, así como a ella pero sus amigos se negaban. Harry les había contado a Ron y Sadie sobre el paquete que llevaron de Gringotts a Hogwarts, pensaban en que cosa podría ser tan valiosa para protegerla así pero no encontraban ninguna respuesta lógica, habían descartado la de Sadie:

«Quizás Dumbledore trafica mandrágoras especiales, guiño guiño»

Ni a Neville ni a Hermione les interesaba lo que había debajo del perro. Neville solo quería evitar acercarse de nuevo a ese animal, y Hermione le había restado importancia cuando Sadie sacó el tema durante la clase de transformaciones.

Esa mañana, las lechuzas habían entrado al gran comedor con cartas y paquetes.
Sadie se sorprendió al ver que una lechuza se dirigía a ella y dejaba una caja mediana con una carta encima, abrió rápidamente la carta.

Querida Sadie,

Lamento no haber enviado cartas antes, estaba ansiosa porque me contarás tu primer día en Hogwarts pero no sabía cómo enviar correo, la última vez que lo hice fue cuando tú madre aún asistía a esa escuela.

Compre la lechuza que seguramente está frente a ti, aún no tiene nombre así que puedes llamarla como gustes, pero por favor no la llames Paul, George, John o Ringo.

Compre tus chocolates favoritos, están en la caja. Envíame una carta cuando puedas y cuéntame sobre tus días, tus amigos y las clases.

Te quiere con todo su corazón,

Tú tía, Susy

—¿Porque esa sonrisa?— preguntó Ron curioso.

—Mi tía me ha enviado una carta

—Eso es genial, ¿Es tuya?— preguntó mirando a la lechuza.

—Mi tía me la compró— asintió acariciando al ave— la llamaré Ringo

—Que raro nombre

—Cállate, Bilius

Ron estaba por contestar cuando una pequeña multitud de lechuzas lo interrumpieron, seis aves cargaban un paquete largo y delgado que dejaron frente a Harry.

—¿Que es?— preguntó Sadie curiosa. El azabache parecía querer reprimir una sonrisa. Le paso el papel a Ron, y Sadie quien estaba a su lado, se acercó más, recargando su mentón en el hombro del pelirrojo para leer la carta.

—¡¿UNA NIMBUS 2000?!— gritó Ron sorprendido. La rubia se despegó de él para darle una palmada en la cabeza.

—Shh, la carta dice que no deben saberlo los demás— regaño la niña— ¡Es maravilloso, Harry! Tienes que llevarme a volar contigo