SADIE SHEPHERD Y LA PIEDRA FILOSOFAL [1] ✔

xiii. you know who

CAPÍTULO 13
Quien tú sabes

—¿Qué creen que nos quede?

—Ni idea pero preferiría amputarme la pierna y quedar nuevamente en muletas, si Snape nos asesina juro que te mataré en el más allá

—Abran la puerta— ordenó Hermione.

En cuanto lo hicieron, un hedor asqueroso les llegó a las narices tanto que tuvieron que taparse con las túnicas, excepto Sadie, ella tenía su pijama puesta y ahora el color rosa de las fresas estaba color marrón de la suciedad por la que habían pasado.
Delante de ellos, estaba el causante de aquel olor, era un troll incluso más grande que al que se enfrentaron, estaba inconsciente y en su cabeza había un bulto con sangre.

—Que asco, se parece a mi vecina— dijo Sadie pensando que no la habían oído— no me miren así, dirían lo mismo si la conocieran

—Vamos, no puedo respirar

Pasaron con cuidado sobre la pierna del troll, y se detuvieron al llegar a la puerta.
En su interior, la rubia rogaba que no hubiera algo más para enfrentar, y no lo había, solo eran ocho botellas sobre una mesa, claramente era la prueba de Snape.

—¿Que tenemos que hacer?

Pasaron el umbral y de inmediato, unas llamas se hicieron presentes bloqueando la puerta, eran púrpura y por enfrente más fuego apareció pero esa vez, color negro, estaban atrapados.

—¡Miren!— Hermione agarró un trozo de pergamino que estaba sobre la mesa. Los otros dos intercambiaron miradas para después ver por encima del hombro de la castaña.

Era un texto en metáfora, un largo texto que ni Sadie ni Harry habían podido interpretar, Hermione solo pensaba intentando rebuscar en el más oscuro rincón de su cerebro, lo único que Shepard había comprendido es que habían dos botellas con vino, tres con veneno, otras dos con un pase a través del fuego negro y el último, era un pase para retroceder por el fuego púrpura.
La castaña soltó un suspiro para después sonreír, sus dos amigos la miraron extrañada.

—¿Porque sonríes? Morirás sin declararle tus sentimientos a Filch

Hermione borró su sonrisa para darle una mirada severa.

—Muy graciosa— dijo sarcásticamente— esto no es magia, es lógica

—¿Un acertijo?

—Eso mismo. Muchos magos grandiosos no han tenido ni una gota de lógica y se habrían quedado aquí

—Nosotros también , ¿No?