Capítulo 15

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La calma precede y sigue a la tormenta, y Yoongi pudo comprobarlo en las semanas que siguieron a su reencuentro con Hoseok y con Jimin. Los dos necesitaban reposar, alimentarse y recuperarse, pero en ningún lugar hubieran podido sanar tan bien como allí. Incluso Yongsun, que ya estaba mucho mejor, Iba a echarles un ojo de vez en cuando.

Dormían mucho y Yoongi velaba su sueño. Se había teñido el cabello de platino para sacar partido a su parecido con el tirano, pues no le vendría mal que lo confundieran con él a la hora de tomar el palacio por sorpresa. Sabía lo mucho que podía perder, tanto si lograba su objetivo como si no. Aún no había llegado la hora, pero estaba próxima. Y Yoongi tenía miedo de perder otra vez a todas aquellas personas que amaba. A Joonie, que le había salvado la vida y había sido su único amigo durante mucho tiempo, a Byul, que era poco demostrativa, pero leal como nadie...A Hoseok, que era su otra mitad, porque se sentía un poco incompleto cada vez que le faltaba...Y también a su pequeño Jiminie, por mucho que no supiera explicar lo que sentía por él.

Todos aquellos pensamientos invadían su mente mientras los miraba y sentía que iba a explotar de felicidad por tenerlos allí, a su lado. Allí era donde pertenecían porque, por mucho que se hubieran perdido a lo largo del camino, su lugar estaba con él. Desde el principio, siempre habían sido ellos tres...

Hoseok había recuperado el color en las mejillas, y a Jimin ya no le atormentaban los malos sueños, tal vez porque allí estaba rodeado de una clase de amor que nunca había conocido. Incluso fuera de las mazmorras, al calor de la chimenea, seguían buscándose el uno al otro y a Yoongi aquello le llenaba de orgullo, porque los había visto odiarse hacía no mucho. Por las noches, solía colocarse entre ambos, abrazándoles, o dejándose abrazar. Le dolía imaginar que aquel paraíso en la tierra que los dos chicos representaban para él podría desaparecer de un día para otro.

Jimin tenía las manos de Hoseok aferradas en torno a su pequeña cintura. Abrió los ojos y lo primero que vio fue el rostro de Yoongi, frente al suyo. Sonrió y le acarició las mejillas.

-Estás preocupado, ¿verdad?

Yoongi asintió.

-Quería decirte una cosa, por si no puedo decírtela después...

-Que hables así no me ayuda a estar menos preocupado, Jiminie- respondió Yoongi, riendo ligeramente-, y ya sé que estás enamorado de mí, si es eso lo que ibas a decirme.

-No, solo quería decirte que te quiero, y que te estoy muy agradecido. También a Hoseok. Y sigo estando enamorado de ti-admitió-, pero nada es como antes...No te pido nada, solo quiero que lo sepas. Pero me importa él, y solo quiero que sepas que jamás me interpondría entre vosotros, aunque me dieses la oportunidad...

-¿Y si los dos te diésemos esa oportunidad?-intervino Hoseok.

Jimin no sabía cuanto tiempo llevaba despierto, escuchándoles. El príncipe enterró la cabeza en sus hombros, cariñosamente. Yoongi sonrió y se acercó para darle el primer beso de la mañana. El más joven de los tres sintió que una sensación cálida le invadía el pecho.

-¿A qué te refieres exactamente...?

Antes siquiera de que hubiese terminado de hacer la pregunta, Hoseok empezó a besarle el cuello con suavidad mientras Yoongi unía sus labios con los suyos, igual que había hecho unos segundos antes con su amante.

The king and the dancerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora