Capítulo 18

303 45 7
                                    




-Fue por mi culpa. Vino a verme a mí, y yo no supe apartarme cuando debía. Estaría aquí conmigo si yo no...Si hubiéramos tenido más tiempo yo...

-Seokjin, no es culpa tuya. Joon fue allí porque quería verte. Y te besó porque quería besarte-dijo Jimin.

Él se había culpado por la muerte de Yoongi durante años, y sabía perfectamente que Seokjin había obrado siempre de la mejor manera posible, protegiendo a Namjoon y a los demás arriesgando incluso su propia vida con aquel propósito.

-No has hecho nada malo. No tienes culpa de nada, ni siquiera de haberte enamorado de él. No es como si uno pudiese elegir a quién ama. Las cosas serían infinitamente más fáciles si así fuera...-le tendió un pañuelo al príncipe, que seguía postrado en cama.

-Estaba enamorado de él-dijo, como si lo hubiera recordado de repente-. Y probablemente ni siquiera teníamos un futuro...Pero yo...Esas últimas noches, cuando mi madre dormía y yo temía que cualquiera de aquella mañanas ya no se despertaría...volví a leer las cartas de Joonie y me abrazaba a mí mismo para dormir, pero no podía...y pensaba que ojalá él estuviera conmigo. Y me sentía mal, pero tenía la sensación de que algún día podría dormir envuelto en sus brazos...ahora ya no tengo ni eso...

Jimin se quedó callado. No tenía palabras o abrazos suficientes para compensar una ausencia como aquella. Seokjin había perdido a su madre y a Namjoon en un espacio de menos de una semana, y todo se sentía vacío. Y el vacío podía sentirse distinto al dolor pero, en el fondo, era uno de los dolores más immenso que existían. El chico estaba bastante recuperado de sus heridas, gracias a las habilidades de Moonbyul, pero era incapaz de levantarse de la cama por su propio pie, porque no tenía ánimos para ello.

Abandonó la habitación después de un rato, tras haber llamado a Yongsun para que le relevara. No podían dejarle solo. Yoongi creía que acabaría por recuperarse del todo, por superar aquella fase. Pero por el momento, no podían pensar siquiera en dejarlo a solas en el cuarto, porque cuando alguien tenía la clase de pensamientos que rondaban por la cabeza de Seokjin aquellos días, la imaginación resultaba peligrosa y cualquier objeto se convertía en un posible arma letal. Lo sabían porque le habían dejado solo dos minutos y al regresar lo habían encontrado intentando hallar la manera de cortarse las venas con una copa de cristal que se le había caído mientras bebía los calmantes que le había dado Byul.

Cuando Jimin llegó a la sala, Yoongi estaba hablando con Dawon. Había decidido confiar en ella, pese a que no podía dejar de considerarla culpable de que Hoseok estuviese en los huesos y lo hubiese pasado tan mal durante su encierro. Tenía que hacerlo, aunque fuese porque sabía que Hoseok sí que la había perdonado.

Ella tampoco confiaba demasiado en Yoongi. Por mucho que quisiese a su hermano, las ideas que la tradición familiar había metido en su cabeza no podían abandonarla de un día para otro. Que Hoseok estuviese manteniendo una relación con dos hombres de bajo rango, y que uno de ellos fuese Jimin, que tenía una reputación lamentable, no dejaba de resultarle una extravagancia pecaminosa y degradante.

-Princesa, ¿estarás segura si regresas a palacio? Para no despertar sospechas...

Dawon asintió debilmente.

-Ya se ha cansado de mí; no creo que me haga daño.

En cuanto Yoongi se hubo asegurado de ello, la princesa Hyejin envió a Dawon de regreso a palacio en una carroza. No había sido solo para evitar las sospechas que su ausencia pudiese despertar, sino porque no acababa de confiar en ella. Por mucho que hubiese prometido enmendarse o, incluso, a pesar de que le había salvado la vida a Seokjin, el miedo podía llevarla a tomar más decisiones egoístas. Yoongi no iba a arriesgarse a pasar por ello una segunda vez.

The king and the dancerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora