Capítulo 13

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—¡Billie! ¡Billie por favor di algo! grité mientras sujetaba su cara con mis manos. —¡Ayuda! ¡Por favor ayuda! grité mirando hacia el exterior. Pero todo estaba vacío.

El pequeño cubículo en el que encontré a Billie estaba repleto de sangre.
Mis manos estaban manchadas, mis zapatillas y ropa estaban manchadas, y sus muñecas tenían una cicatriz tan grande que estaba desangrando su cuerpo por completo.

Comencé a llorar y solté su cara para cubrir las heridas en sus muñecas con cada una de mis manos, pero era inservible.

—¡Maldita sea! ¡Por qué lo has hecho! le gritaba. Pero sus ojos estaban cerrados y sus labios entreabiertos.

Mi pecho subía y bajaba con rapidez, no podía dejar de llorar. Una tristeza que jamás experimenté se estaba apoderando de mi.

Te... te lo dije... dijo con la voz apagada. Sus ojos seguían cerrados y cogió aire. No había nada que... que hacer.

Con una gran bocanada de aire, me senté de un salto en la cama. Mi ropa estaba empapada en sudor, mi corazón latía con fuerza y me faltaba el aire.

Había soñado muchas veces con la escena que encontré ese día en el baño de la universidad, pero cuando llegaba hasta Billie ella siempre abría sus ojos justo cuando llegaban los médicos.
Esta vez no llegaron los médicos, ni abrió sus ojos.

"No había nada que hacer."

Ese era mi mayor miedo, que ella volviera a hacerlo.
Y sabía que por más que me lo negara a mi misma, Billie se había instalado en mi corazón de una manera rápida y especial. Se ganó mi cariño y tenía mucho miedo que ella desapareciera de mi vida.

Por eso me preocupaba tanto, por eso debía saber de ella cada día, para cerciorarme de que ella estaba bien.

Sequé mis lágrimas y me di una ducha.
Cuando me vestí y me tomé mi café mañanero, me despedí de mi madre y conduje hasta la universidad.

—Buenos días. —me dijo Shawn, quien me esperaba en el estacionamiento. —Uh, ¿mala noche?

—¿Tanto se me nota? —dije sin muchos ánimos y comenzando a caminar hacia la entrada.

—Bueno, tienes ojeras y tu cara está tan seria que da miedo. —me dijo pellizcándome la mejilla.

—Gracias, tú también estás muy guapo. —dije y rodé mis ojos cuando me guiñó un ojo.

Cuando entramos al pasillo, comenzamos a caminar entre la multitud de gente que se aglomeraba en las taquillas o en las puertas de las aulas para cotillear sobre cualquier cosa.

En un tramo del pasillo, la multitud de gente pareció desaparecer para mi y las voces mezcladas se colocaron en un segundo plano cuando al final del pasillo, divisé una figura conocida.
La ropa grande y oscura, esa melena azul y sus brillantes cadenas.
Sus ojos azules me encontraron y en sus labios se formó una sonrisa que me contagió de inmediato.

—¿Esa no es...

—Billie. —acabé la frase de Shawn y comencé a correr hacia ella.

Ella se quedó quieta, mirándome con esa sonrisa que alegró mi día y cuando la abracé fuerte, fuí correspondida al instante.
Nos abrazamos durante unos eternos segundos, y cuando nos separamos nos quedamos mirando a los ojos.

—Qué bien verte por aquí. —le dije cogiendo sus dos manos.

—No me hace mucha gracia volver, pero también me alegra verte. —contestó aún sonriendo. Sus pulgares acariciaban mis nudillos.

After you | Billie EilishDonde viven las historias. Descúbrelo ahora