Capítulo 30

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Hacía mucho tiempo que no pasaba una noche tan horrible como aquella.

Lloré hasta quedarme sin lágrimas, me retorcí entre las sábanas, golpeé la almohada...
Todo para abrir los ojos de nuevo y ver que nada había cambiado, que todo seguía igual.

Billie quería distanciarse de mi, ¿pero cómo?
¿Cómo iba a actuar cada vez que nos encontráramos en la universidad? ¿Cómo iba a contener mis ganas por lanzarme a sus brazos y abrazarla?

Todo lo veía imposible; la vida, mi futuro, el dejar de amar a Billie y continuar como si nada...

Pero es que era ella... Eran sus ojos, su risa y sus labios.
Sabía que por más tiempo que pasara jamás podría olvidarla, y menos teniéndola tan cerca.
Cada vez que cerraba mis ojos recordaba la primera vez que me atreví a besarla, la primera vez que nos pasamos horas besándonos por la noche hasta que nuestros labios dolieron, la primera vez que sentí el deseo, la primera vez que sentí sus manos adentrarse bajo mi camiseta y acariciar tímidamente mi piel.

Pensé que lo nuestro podría llegar más lejos, que le gritaríamos al mundo que nos amábamos, que mi vida estaba a su lado.

Pero me equivoqué, y supongo que todo el mundo que se ha enamorado ha volado hasta lo más alto, para luego emprender esa caída libre donde no hay nada que amortigue el golpe.

Casi no vi a mi madre esa noche, y cuando me cruzaba con ella casi ni la miraba a los ojos.
Me conocía, y no quería explicarle nada por el momento.

Así que me fuí a la universidad como si fuera un día normal y corriente, aunque la única diferencia es que hoy, mi corazón estaba destrozándose poco a poco.
Aún no quería creérmelo, pero la vida me dió un bofetón en la cara cuando llegué a ese banco junto a Conan y Shawn.

Vimos a las tres chicas dirigirse hacia la entrada sin dirigir la mirada a ninguno de nosotros.
Billie iba caminando en medio de las dos, con la cabeza agachada y con paso decidido.
El corazón se me aceleró tanto que hasta me temblaron las piernas.

Supongo que le explicó a Zoe y a Drew lo ocurrido y como buenas amigas, la entendieron y la estaban ayudando.

—¿Qué les pasa? —preguntó Conan.

Me giré hacia él para contestarle, pero mi vista se fué a Shawn.
Con su ojo morado aún, me miraba con pena.

—Ya lo sabes, ¿cierto? —le pregunté con la voz rota. Asintió con la cabeza y mi vista se volvió borrosa.

Me fuí de allí y caminé a paso rápido hacia el interior de la universidad, Shawn intentaba detenerme pero yo sólo quería entrar en clase y ver pasar las horas hasta que ese día de mierda terminara.

—¡Espera! —gritó y cogió mi brazo, deteniéndome.

Me giré y lo miré mientras contenía mis lágrimas.

—No estoy enfadada contigo. —recalqué. —Sólo déjame, no quiero hablar del tema.

Me miró con tristeza y soltó mi brazo.
Entonces me giré y seguí mi camino hacia la clase.
Las tres primeras horas pasaron lentas y dolorosas.
Conan se sentó a mi lado ese día, no había ninguno libre así que aunque no me hablara tanto como antes, debía sentarse allí sí o sí.

Antes de salir por la puerta y dirigirme a mi taquilla, Conan se puso frente a mi.

—Nunca hablais de lo que pasa en el grupo pero, a tí te ha pasado algo fuerte y... quiero que sepas que estoy aquí para lo que necesites. —dijo mirándome, yo miraba hacia un lado y aguantaba mis lágrimas.

Cuando estoy tan triste y vulnerable, si alguien me habla o me da ánimos... exploto.

—No espero que me contestes, sólo quería que lo supieras. —añadió y comenzó a caminar por el pasillo.

—Gracias. —dije en voz alta. Se giró y me sonrió, luego retomó su camino hacia la cafetería.

Decidí no ir, no soportaría ver a Billie. No soportaría mirarla a los ojos y ver aquella mirada fría y seria.
Así que salí de la universidad y me senté en mi coche.
Allí me quedé mirando a un punto fijo en el volante durante almenos diéz minutos.

¿De verdad se había acabado?
¿Ya está? ¿Eso es todo? ¿Así es como acaba nuestra historia?

De un salto me levanté, cerré la puerta con un portazo y me dirigí de nuevo hacia la universidad.
Cada paso que daba resonaba por todo el pasillo, mi vista estaba fija al frente y mi mandíbula estaba tan tensa que podría cortar.
Los alumnos con los que me cruzaba me miraban impactados, Alisson Davis así de enfadada, era muy raro de ver.

Abrí las puertas de la cafetería y me paré, inspeccionando con mis ojos todas aquellas mesas repletas de gente.

Hasta que me encontré con esos ojos azules, mirándome con miedo y apartándose enseguida.
Con el pulso por las nubes caminé hacia ella, estaba junto a Drew y Zoe.

Las dos chicas, de caras a mi, me miraban con sorpresa.
Pero toda la seguridad y el enfado, se esfumaron de mi cuerpo cuando me puse delante de Billie, quien mantenía la cabeza agachada.
Ella me debilitaba, ella era la única que con tan solo su presencia, podía cambiar mi estado de ánimo en un segundo.

—¿Po-podemos hablar? —dije en un hilo de voz.

No contestó, no se movió, no me miró.

—¿Por favor? —insistí.

—Ali, no creo que sea buena idea que...

—No. —interrumpí a Drew y la miré. —¿Creeis que se lo merece? ¿Creeis que esto está bien? ¡Porque yo no! —alcé la voz. De nuevo el pulso y mi respiración se aceleraron.

—Ya le hemos dicho lo que pensamos. —se defendió Zoe. —Pero también la entendemos a ella.

—¡Pues yo no puedo entenderlo! —grité.

Ahora todas las miradas estaban en nosotras, incluso a lo lejos vi a Conan y a Shawn.

—¡Lo hace por tí! —gritó Zoe poniéndose en pié. —¿No lo ves? Lo hace por tí, conozco a Patrick mejor que tú y créeme que si yo fuera Billie hubiera hecho lo mismo.

Miraba a la rubia a los ojos, mi pecho subía y bajaba con rapidez. Casi que parecía una fiera a punto de atacar a alguien, pero no podía calmarme.

—Ese hombre merece ir a la cárcel. —dije bajito y con la mandíbula apretada.

Lo que menos quería es que todo el mundo supiera la situación de Billie.

—Podríamos conseguirlo, podríamos hacer que Billie viviera feliz sin que nadie le controle la vida. —dije y miré a Billie. Me estaba mirando con lágrimas en sus ojos. —Sin que nadie le diga a quién debe amar...

—No podemos hacer nada y lo sabes. —dijo Drew poniéndose frente a Billie. Levanté la mirada hacia ella. —Hemos intentado hacer todo, Alisson. Ella quiere protegernos, quiere hacer lo que diga ese hijo de puta para así protegernos y a la vez, mantenerse a salvo.

"Mantenerse a salvo."
"Mantenerse a salvo."

Se clavó en mi cabeza.

Mi mente hizo un "click", lo último que quería en esta vida es que Billie sufriera. No querría por nada del mundo que volviera a sufrir esa clase de maltrato, gritos, golpes, o desprecio.
No quería nada de eso para ella, así que cuando Drew se apartó de delante y pude volver a mirar a Billie, sequé mis lágrimas y cogí aire.

—Iría contigo al fin del mundo si me lo pidieras. —dije mirándola a esos ojos llenos de lágrimas.

Y antes de que me quebrara en medio de esa cafetería, salí corriendo de allí.

After you | Billie EilishDonde viven las historias. Descúbrelo ahora