Capítulo 35

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—¡Ayuda! ¡Necesito que alguien me ayude! —gritaba Shawn. —Ali, por favor, respira.

Había caído de rodillas al suelo, Shawn me cogió rápidamente pero eso provocó que cayéramos los dos. Mi cabeza estaba sobre su hombro, mis pulmones demandaban oxígeno pero cada bocanada de aire me ardía en el pecho.
Mi corazón estaba desbocado, no podía controlar absolutamente nada de mi cuerpo.

Ni siquiera la respiración.

Tenía ganas de llorar, pero no podía. El nudo en mi garganta me impedía respirar, y fué cuando llegaron Zoe y Drew junto con un profesor cuando me levanté del suelo.

—¡No me toqueis! —grité, apartándome de aquellas personas que querían ayudarme.

Por fin pude llorar cuando vi sus miradas prepcupadas, y me fuí corriendo hacia mi coche. Con las manos temblorosas y la vista nublada, arranqué sin hacer caso a los gritos de mis amigos.

Sólo tenía un objetivo.
Patrick.

Así que con muchas probabilidades de tener un accidente debido a mi estado emocional, llegué frente aquel gran edificio.
Bajé del coche sin dejar de llorar, crucé las puertas y subí las escaleras a toda prisa.

—¡Eh! ¡No puede pasar! —gritaba la mujer de recepción. —¡Llamaré a seguridad!

Pero me importó una mierda.
Llegué a la tercera planta, me guié por los carteles hasta que llegué a un gran despacho que parecía hecho de cristal.

—¡Dónde está! ¡Qué has hecho! —grité entrando como una furia. —¡Dónde está Billie!

Patrick estaba reunido con dos hombres más.
Cuando me escucharon y se giraron, pude ver que uno de ellos era el padre de Shawn. El otro no sabía quién era.

Tan sólo pensar en que el amor de mi vida podía estar en cualquier lugar ahora mismo, a miles de kilómetros de mi, me partía cada vez más en pedazos.
Esto no podía estar pasando.

—Largo de aquí. —dijo Patrick poniéndose en pié tras su enorme escritorio blanco.

—Dime dónde está Billie, maldito hijo de puta. —dije acercándome con la mandíbula apretada.

—Lejos de ti, como debía de haber hecho en un principio. —contestó sin ninguna expresión en su rostro.

—¡Eres un miserable! —grité con la intención de acercarme y abalanzarme sobre él.

Pero de repente unas manos fuertes cogieron mis brazos, inmovilizándome y arrastrándome fuera de aquel despacho.

—¡Suéltame! ¡No! —gritaba intentando escapar. —¡Tu maldito trauma te ha desquiciado! —le grité a Patrick. Me miró a los ojos. —¡Fué tu padre quien mató a tu madre! ¿Verdad? —comencé a reir.

Estaba desquiciada.
Antes de que me sacaran por las puertas, con mis manos me aferré al borde de aquella madera.

—Te has convertido en un psicópata. —le dije mirándole a los ojos. —Te has convertido en tu maldito padre, eres igual que él... —el hombre que agarraba mi cintura, intentaba desengancharme del borde de la puerta. Patrick se acercó a mi y quedamos cara a cara. —Eres la viva imagen de tu padre, Finneas murió por tu culpa, Billie casi se mata por tu culpa, y estás matando poco a poco a Maggie. Te vas a quedar solo.

—Sacadla de aquí ahora mismo. —le dijo al hombre. Pero esos ojos azules sólo me miraba a mi.

Fíjamente, con esa mirada que parecía hecha de cristal.

—A tu hija y a mi nos has destrozado la vida, pero tú vives en tu propio infierno. —solté.

Tragó en seco. Si las miradas mataran, probablemente yo estaría muerta y enterrada.
Me solté del borde de la puerta y fuí arrastrada hacia el ascensor.

After you | Billie EilishDonde viven las historias. Descúbrelo ahora