Capítulo 14

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Ese lunes mi madre tuvo medio día libre, lo que significó que pudimos comer juntas.

—Me voy cariño, nos vemos por la noche. —se levantó y cogió los platos de la mesa.

—Yo también me voy en un rato. —cogí los vasos y dejamos todo en la cocina.

—¿Vas a salir con Shawn? —preguntó.

—No, voy a ir a tomar algo con un chico nuevo de clase. —expliqué.

Me miró y levantó sus cejas.

—¿Es nuevo y ya vais a tomar café? —se cruzó de brazos con una sonrisa.

Rodé mis ojos. ¿Por qué todos pensaban lo mismo?

—No te hagas ilusiones. —dije. —Es tímido y no conoce a mucha gente. Supongo que pedirme ir a tomar café con él es algo normal en alguien que no tiene vida social por ser nuevo.

—Bueno, igual me alegra que te relaciones con más gente aparte de con Shawn. Debes salir un poco de los estudios. Date la oportunidad de conocer a gente nueva, cielo. —besó mi frente y cogió sus cosas para luego salir de casa.

Suspiré, sí es cierto que siempre he sido de esas personas que se quedan en casa estudiando en vez de ir de fiesta o salir cada tarde. Pero así soy yo, no hay remedio.

A las séis en punto estacioné frente la cafetería, Conan ya estaba en la puerta.
Me agradan las personas puntuales.

—Hola. —saludé.

—Hola. —sonrió. —¿Entramos?

Asentí y sujetó la puerta para que yo pasara primero.
Nos sentamos en una mesa del fondo y pedimos unos batidos de chocolate.
Tengo una obsesión por los batidos de chocolate, pero tampoco hay remedio.

—Bueno Conan, ¿qué quieres saber sobre Toronto? —pregunté.

—¿Aquí los jóneves vais de fiesta, no? —preguntó. —Necesito una dosis de alcohol de vez en cuando, me iría bien saberlo.

—Pues hablas con la persona equivocada. —sonreí. —No suelo salir de fiesta, pero sé que hay un sitio donde se reunen los de la universidad los fines de semana.

—Primero... ¿no te gusta salir de fiesta? —preguntó sorprendido. Negué con la cabeza y nos sirvieron los batidos. —Segundo, ¿dónde está ese sitio?

—En la misma universidad. —respondí. Me miró curioso. —Hay un local abandonado justo en la calle paralela, se puede acceder desde el campo de futbol. Es una especie de cabaña gigante y todo el mundo va allí. Aunque creo que se necesita una invitación.

—¿Y no va la poli? —preguntó.

—No, dejaron de venir cuando vieron que era inevitable controlar a tanta multitud y ahora tienen ese tema olvidado. Como no hay vecinos, decidieron dejar que hicieran lo que quisieran. —expliqué.

—Para no salir de fiesta, te lo sabes todo muy bien. —dijo.

—Soy muy observadora. —bebí de mi batido y rió.

Pasamos horas hablando sobre su vida en Nueva York, su antigua universidad y los líos en los que le metieron sus amigos, le expliqué el motivo por el cual estudiaba psicología y él me explicó el suyo, le hablé de Lauren, de cómo conocí a Shawn... etc.

Me pareció un chico agradable, me escuchaba atentamente y tenía una bonita sonrisa. A parte de eso, vi que era bromista, como Shawn.
Una llamada de un número desconocido interrumpió nuestra conversación sobre la profesora Anne y ese examen que tan bien me fué.

After you | Billie EilishDonde viven las historias. Descúbrelo ahora