Cuando pronunció mi nombre tras la línea, las lágrimas acomuladas en mis ojos cayeron en cascada, sin poder detenerlas.
Al parecer ella también comenzó a llorar, escuchaba suaves sollozos y su respiración acelerada.
—Dime eres tú... —dijo con un hilo de voz.
—Lo soy, Dios mio... Billie... —tapé mi boca con mi mano libre.
La gente que pasaba frente a mi seguro que pensaban que alguien me estaba dando la peor noticia de mi vida.
Lo que ellos no sabían es que estaba siendo la mujer más feliz del mundo por escuchar tan solo su voz.—No puede ser. —cogió aire. —¿Cómo? ¿Quién te ha dado este número?
—Es una larga historia. —sequé mis lágrimas, aunque continuaban saliendo. —Eh... ¿Dónde... dónde estás?
—Te ju-juro por Dios que he intentado mil maneras para localizarte, aunque sea llamarte y saber cómo has estado. Cuatro meses Alisson... Lo si-siento tanto... Yo no quería... no quería irme así. Por favor perdóname...
Dijo eso casi sin coger aire, tartamudeando por el llanto. Estaba muriendo por abrazarla y decirle que la amo como el primer día.
—No hay nada que perdonar, Bil... Hiciste lo que creiste mejor, lo hiciste por mi y yo no puedo enfadarme contigo por eso.
—Pero me fuí sin despedirme, sin decirte nada, sin ni siquiera...
—Billie. —interrumpí, ahora sólo escuchaba su respiración. —¿Dónde estás?
—Estoy volviendo a mi apartamento. Quise salir a pasear, necesitaba un poco de aire. ¿Por qué quieres saberlo?
Sonreí entre lágrimas tras la línea.
¿Volviendo a su apartamento?
Mi corazón la sentía cada vez más cerca, el momento tan deseado durante meses estaba llegando.—¿Ali?
Dejé la maleta y la mochila frente aquel enorme portón de acero, con dos pasos al frente me encontré en medio de aquella ancha acera.
Mis ojos buscaban entre la gente una melena azul y llamartiva, buscaba a esa chica con aquella manera de caminar, aquel sonido de sus cadenas, el olor de su perfume.—Na-nada, quería saber qué hacías. —respondí escondiendo mi sonrisa.
—Madre mia... te extraño tanto Alisson, pero tanto...
Mis manos comenzaron a sudar. Ella me había extrañado también. ¿Por qué dudé de ella?
—Y yo también a ti, como nunca.
—Tú sigues... ¿sigues queriéndome?
Maldita sea, ¿dónde estás Billie?
Giré mi cuerpo hacia el otro lado en la calle, pero seguía sin verla. Me giré de nuevo hacia el otro lado.
Entre toda aquella aglomeración de gente, como si todo a mi alrededor se hubiera detenido, divisé a lo lejos una silueta familiar.La ropa oscura, cadenas, esa manera de caminar, sujetaba un teléfono en su oreja y con la otra mano parecía secarse las lágrimas mientras miraba hacia el suelo.
Su pelo ya no era azul, pero reconocería a esa mujer en cualquier momento o circunstancia.
Mis rodillas querían doblarse, mis manos sudaban y sentía tan fuerte mis latidos que parecía estar a punto de desmayarme.
—¿Ali...? —preguntó con miedo. No le había respondido aún.
Mi sistema respiratorio dejó de funcionar cuando, a unos siete metros de distancia, levantó la mirada y como si supiera perfectamente que yo estaba frente a ella, sus preciosos ojos azules conectaron con los mios.
Detuvo su paso en seco, quitó el teléfono de su oreja y lo guardó en su bolsillo lentamente.
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After you | Billie Eilish
Fiksi PenggemarEncontrarse a una suicida en el baño de la universidad... no es para nada usual. Alisson Davis salva a esa chica de pelo azúl que está al borde de la muerte, y aunque al principio se muestra enfadada con ella por haberla salvado, poco a poco descub...