Capítulo 38

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Le mandé la ubicación a Maggie y ahora estaba sentada en la silla con los nervios a flor de piel.

—Tranquila, cielo. —mi madre cogió mi mano sobre la mesa. —No será nada malo, estoy segura.

Suspiré.

—Es extraño que quiera hablar conmigo tan urgentemente, así, de repente... —dije.

—Alomejor necesita desahogarse y pedir disculpas. —dijo y la miré. —Tú puedes pensar lo que quieras pero esa mujer... esa mujer no es la mala de la película.

Asentí, sabiendo que Maggie no era mala, sino que era una persona atada de pies y manos en una vida en la que se metió de cabeza y luego no pudo salir.

El cláxon de un coche alertó mis cinco sentidos.
Mis manos comenzaron a sudar y me levanté.

—Vuelvo en un rato. —le dije a mi madre.

Ella asintió y besó mi mejilla.

—Llámame si te hago falta. —dijo.

Caminé hacia la puerta y salí a la calle, viendo enseguida el coche de Maggie estacionado frente mi casa.
Mi corazón estaba acelerado, pero aún con todos esos nervios caminé hasta el coche y me senté en el copiloto.

La mujer giró su rostro hacia mi y sonrió triste.

—¿Cómo estás? —preguntó.

Me encogí de hombros.

—¿Cómo estás tú? —pregunté de vuelta.

Sus ojos azules se humedecieron y apartó la vista hacia el volante.

—Estoy mal, y sé que tu también. —volvió a mirarme. —Lo veo en tus ojos... veo lo mucho que la extrañas.

Apreté mis labios intentado contener las lágrimas que se acomularon en mis ojos.

—Lo que habeis hecho ha sido una injusticia, Maggie. —dije seria. —Sé que tú no tienes la culpa directamente, pero sí que la tienes por hacer todo lo que le plazca a ese hombre.

—Patrick es un monstruo. —dijo mirando al frente. —Creí que con él me salvaría de la vida que tenía, me lo dió todo pero... él es igual que su padre. Algo debe de estar mal en su cabeza, pero yo... yo no he podido controlarlo.

—¿También te golpea si no haces lo que te pide? —pregunté.

Asintió lentamente.

—No quiero... no quiero que pienses que yo soy como él, Alisson. —me miró, estaba al borde del llanto. —He pensado mil formas para escapar, quería escaparme con mis dos hijos, pero no podía. Todo mi dinero es suyo, absolutamente todo. Me tiene controlada hasta tal punto que a veces me giro mientras camino y sé que alguien me observa por él.

Suspiré y agaché mi cabeza.

—Desde el día que aparecí en el hospital, supe que tú eras solo otra marioneta. —la miré, Maggie estaba llorando. —No puedo imaginarme lo difícil que habrá sido para tí que Finneas... que él... mu-muriera. —las lágrimas en mis ojos comenzaron a salir. —Ni tampoco que Billie intentara suicidarse. Yo se que tú eres solo una madre que intentaba proteger a sus hijos pero no pudo.

Giró un poco en su asiento y tomó mis dos manos.

—Jamás podré agradecerte todo lo que hiciste por mi hija. —dijo con la voz rota. —Tú le enseñaste que la vida, por más horrible que sea... llega un punto en el que todo puede mejorar. El amor fué el que lo mejoró todo. Alisson... jamás había visto así a Billie, sonreía todo el rato como si lo que estaba viviendo en casa fuera sólo una broma. Se pasaba el día escuchando música, como si tuviera la cabeza en otro sitio. Y sus ojos... sus bellos ojos jamás habían brillado tanto.

After you | Billie EilishDonde viven las historias. Descúbrelo ahora