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- No puede ser- Mi voz salió entrecortada, un vapor blanco salió de mi boca al decirlas por el madito frío.

- Mierda...- Marcos estaba igual que paralizado que yo, seguíamos en mi habitación bajo la luz de la luna con la ventana abierta mirándonos fijamente con incredulidad.

- Somos... tu y yo, ósea, yo y tu somos...

- Mates- Terminó él por mi agarrándose los cabellos con frustración.

- Vaya mierda.

- Vaya maldita mierda Chris.

Sin decir más comenzó a dar vueltas por la habitación murmurando palabras en Alemán que no entendía y seguramente él tampoco, solo había cursado 3 lecciones de Alemán y ya se creía la gran cosa; de un momento a otro paró de golpe, yo aún en estado de shock solo me limité en mirar como rondaba la habitación como si fuera el fin del mundo y puede que lo sea.

- Pero no podemos serlo Chris, ósea... mira, no quiero que lo mal intérpretes pero no me atraes de ninguna forma, es que mierda ¡Soy gay!

- ¡¿Crees qué no lo sé idiota?! ¡Todavía me acuerdo de todos los malditos detalles sucios de tu noche loca y salvaje con el chico nuevo oriental!

- ¡Esa fue una gran noche! - Se dio la vuelta violentamente golpeando el mueble de su costado haciendo que la lámpara de la abuela se cayera, odiaba esa lámpara y él también- Mierda...

- ¡Lo sé! - Me pare arriba de la cama y apunte la lámpara que ahora estaba de nuevo en su lugar- Tu heterosexualidad es tan creíble como decir que mi abuela tiene un magnífico gusto en lámparas.

- La Diosa de la Luna o cómo se llame eso, está equivocada.- Camino de vuelta a mi cama tocándose adolorido su cadera y se dejo caer de espalda- Mira nena, estas curvas de puta que poseo no se unirán a las tuyas virginales, eso si que no baby, puedo ser una zorra pero respeto mi vida y no me atare a ti aunque me lo demande Cris Evans para luego chuparle el pito.

Solté una risa negando múltiples veces hasta sentarme a su lado, amaba a mi mejor amigo, pero como hermano, de forma fraternal, no podía verlo como algo más que eso, tan solo imaginarme besar sus labios me provocaba un rechazo.

- ¿Qué haremos?- Suelto sin saber qué más decir, ¿esto si quiera se puede revertir? No es una clase de contrato a papel donde puedes firmar por ambas partes y luego fingir que nada pasó, estamos destinados, parejas gemelas, la razón para el otro y sí, lo éramos, pero no en ese sentido; solté otro suspiro, vaya mierda...

- Podemos rechazarnos, el hijo del Alfa lo hizo con su mate el año pasado.

- Si y míralo ahora, parece que con cualquier viento se irá volando por lo cielos y a la mierda la manada- Me encogí de hombros, después de esa escena la manada se quedó sin su futura Luna, sin un pilar fundamental y todo por la estupidez de un adolescente cegado, negué con la cabeza, no puedo creer que ese será mi Alfa, vaya inepto.

- Chris, ¿Tu sientes algo? Me refiero, se supone que debemos atraernos y tal, que debemos tener un olor exquisito para el otro que nos haga perder la cabeza.

- Para mi hueles a macarrones con queso congelados y jugo de piña, que por cierto, ¿No te había dejado un batido hecho? Maldita basura, seguro lo botaste.- Le recrimino con la mirada, mi batido de espinacas es sagrado y tiene el afán de tirarlo.

- Tu eres la loca de las espinacas, no yo, no me metas en tu dictadura del terror.

Rode los ojos y me puse de lado mirándole, él hizo lo mismo, nos quedamos así unos segundos, intenté oler algo, algo diferente, algo que me hiciera acelerar mi corazón, nada, no había nada, solo sabía que él era mi mate, no sé cómo, pero ambos lo sabíamos, no por sentimientos, atracción u olor, simplemente vino una noche de domingo como todas las demás a ver una maratón de Harry Potter y al abrir la puerta, al vernos fijamente, simplemente lo supe, no sabía porqué ahora o porqué él o porqué mierda no nos había pasado antes si nos conocíamos de toda la vida, pero así era, y no podíamos hacer nada.

- ¿Sientes algo?- Su voz era suave y apurada, tenía miedo, igual que yo.

Negué con la cabeza y él lanzó un grito ahogado.

- ¿Talvez no hemos equivocado y solo nos confundimos? ¿Lo crees?

Volví a negar, esta vez más lento quería decir muchas cosas pero no me salían, respire con fuerza y al final hable.

- Tu también lo sentiste, ya sabes, cuando tu lobo se estremeció y aviso.

Ahora fui yo la que se paró y comenzó a dar vueltas por la habitación.

- De todas formas- Continúe.- Podemos hacerlo, hablo, ya sabes, de seguir con nuestras vidas, como siempre, me pasas a recoger para ir juntos al colegio, las juntas de los domingos, día de juegos los miércoles, papas los viernes, ya sabes, lo de siempre.

- ¿Y mi novio Jordan?- Su voz se escuchó dolida, Jordan es un lindo chico asiático y es el nuevo amor de Marcos, llevan 3 meses.

- ¿Qué hay con él?- Me senté en la mesa del escritorio y pose la mirada en mis pósters de películas caníbales.

- ¿Debo terminar con él? Somos mates, se supone que tu y yo...

- Basta.- Le corté rápidamente- No, no termines con él, te gusta por el amor de la Diosa, sigamos igual, ya te dije, como siempre.

- Vale... sí, como siempre- Se paró enérgicamente y se acerco a mi- Eres una buena amiga.

- La mejor- Le sonreí con suficiencia.

Marcos me miro por unos segundos en silencio, luego desvió la mirada al piso para rápidamente volver a posarla en mi, se acercó un poco más vacilando, rompiendo el margen de espacio que uno consideraría normal en amigos, le miré confundida, él trago en seco y me agarró por la nuca con un movimiento torpe y me besó, mi mejor amigo gay me besó, no respondí, tampoco me dio el tiempo para ello, Marcos se alejó casi automáticamente al posar sus labios con los míos con clara cara de disgusto.

- Bien ahora puedo confirmar que esta Diosa- Se apunta a si mismo- Le gusta el pito, lo siento cariño, tenía que verificar.

- Esta bien, esta bien.- Agite la mano para restarle importancia limpiandome los labios.- Lo entiendo, no pasa nada.

Un silencio incómodo volvió a surgir, por suerte él lo rompió tras pasar unos minutos.

- ¿Y hubo algo? ¿Quieres violarme ahora o no?

Solte una risa sin creer las estupideces que a veces dice mi mejor amigo.

- No quiero violarte, pero daría todo por tener esas curvas que tienes ahí.

Ahora él río, ya no se sentía incómodo, lentamente nos íbamos recuperando.

- Hablando enserio yo tampoco sentí nada, parece que vamos a poder seguir nuestras vidas como siempre y no tener que pasar por las terribles consecuencias del rechazo.

- Eso parece, pero no cojas, dicen que cuando tu mate coje con otro lo sientes.

- ¿Hablas de que cuanto me venga tu lo sentirás?

Nos miramos entrecerrado los ojos.

- Esa mierda estaría de locos- Digo.

- Ni que lo digas, te volverías loca con lo intenso que soy.

Y tras decir eso ambos no reímos a más no poder, sí, somos mates, pero no por eso debemos de ser pareja, podemos vivir nuestra viva como siempre, el problema es que seguro el Alfa ya lo sabe, una culpa empezó a invadirme, es verdad que yo no controlaba esto pero de todas formas es jodido tener que estar con alguien que no sientes nada más que amistad.

- ¿Qué haremos con los demás?- Suelto preocupada, es como si recién me estuviera golpeando lo grave de la situación.

- Oh- Marcos se queda quieto al instante. - Mierda.

- Si, mierda- Replico.

- Solo nos queda fingir- Suelta con simpleza.

Esta loco, si, ya lo perdimos.

- ¿Fingir mientras que tu cojes con Jordan a escondidas?

- Si, amiga, fingir mientras que yo le doy una mamada a mi sexy novio.

Oh mierda, esto será una locura.

Un mate gayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora