Capítulo 4 "black and white pt.2"

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- ¡Qué hermoso lugar! ¿Cómo lo descubriste? - pregunto Vale en espera de su cena.

- Eso es un secreto, señorita curiosa. - respondió Daniel riendo.

- Disculpen, aquí esta el Malbec de la cosecha de 1978 que pidieron. - interrumpió unos de los meseros que los atenderia, luego sirvió un poco en la copa de cada uno.

- Gracias. - dijeron ambos jovenes al unisono, para despues reír por la sorpresa de agradecer paralelamente.

- Creo que es un lugar muy bonito, y nunca lo había escuchado nombrar. Por ello mi curiosidad. - le respondió la latina al comentario anterior.

- Contactos. - fue lo que se limitó a decir el australiano. - Mañana son las practicas libres 1, no sé si sabias...

- Tengo las entradas para ir, estoy esperando ansiosa por ello. -  fue honesta la muchacha.

- ¡Genial! Yo me preguntaba, ¿te gustaria ir al paddock club de Renault? Digo... Puedo conseguirte un pase para los tres dias si gustas. - comentó nerviosamente Daniel.

- Siendo honesta, me encantaría pero siento que sería abusar de ti y no es lo que busco, Dan. - se sincero Vale.

- Créeme que lo que menos harias seria aprovecharte de mí, al contrario, me harías feliz. Vale, no te conozco mucho pero realmente me caes bien y me transmites un muy buena energía; y si soy sincero creo que eso le falta a mi vida. No quier decir que no tengo buenos momentos ni nada por el estilo, pero tu eres como la brisa del mar que te refresca. - dijo Daniel fijando su vista en los ojos de la morena.

- Dan, yo... Yo no sé que decir.

- Di que si, por favor. - respondió el australiano alargando la letra i como un niño pequeño.

- Bueno, esta bien. Me encantaria ir al paddock club de Renault.

- ¡Genial! Luego mando unos mensajes para reservarlo.

- Con permiso, buen provecho. - dijo el mesero sirviendo los platos para posteriormente retirarse.

- Se ve muy bonita. - comentó un embobado Daniel al ver a Vale.

- Si, tienes razón se ve muy bonita la comida. - fue la repuesta que obtuvo el muchacho. El resto de la cena fue llena de risas y anécdotas de su niñez, y algún que otro dato de sus adolescencias.

Las horas pasaron, ya se encontraban de regreso al hotel. Ambos la habían pasado extremadamente bien, se notaba en sus caras que disfrutaban de la compañía del otro.

Al estar enfrente de la puerta de la habitación de Vale, la muchacha se dedicó a buscar las llaves para poder entrar. Pero su tarea se vio interrumpida por una mano que se colocó delicadamente sobre su mentón, para finalmente dirigir sus labios al encuentro con los del australiano. Ninguno de los dos podia negar lo que sentía, sumidos en la pasión que no llegaba a ser obscena convirtiéndolo en el beso perfecto. Sus labios parecían encastras perfectamente, como dos piezas de rompecabezas. Lo único que hizo este momento, fue alimentar la corriente amorosa entre ambos, sin embargo la falta de aire se hizo notoria por lo cual se separaron conectando sus frentes con los ojos cerrados aún.

- Dan... - comenzó a decir Vale.

- Shh... No digas bada, sólo disfruta el momento - dijo Daniel con los ojos cerrados aún.

- Dan, ¿quieres entrar? - ofreció finalmente la latina. Como si de un impulso se tratase, el australiano tomó la mano de la muchacha para adentrarse en la habitación.

Esa noche fue muy bella para ambos, no sucedió nada que no debiera pasar. Simplemente durmieron abrazados, siendo su único testigo la luna. Desde ese día, ninguno de los dos lo sabía, pero la luna se convertiria en su principal complise y expetador.

A la mañana siguiente, el primero en despertar fue Daniel quien se encontró protagonizando una tierna escena con la latina. Ambos se encontraban abrazados, Vale hundía su cabeza dentro del pecho del australiano mientras abrazaba su espalda alta; por su parte Daniel abrazaba la cintura de la muchacha mientras él se encontraba boca arriba.

Como si sintiera un nuevo impulso, comenzó a acariciar el rizado cabello de Vale que poco a poco fue abriendo sus ojos. La habitación se encontraba sumerjida en un silencio, protagonizado por la mirada conectada de ambos.

- Buenos días, dormilona. - chisto Daniel mientras seguía acariciando su cabello.

- Buenos días, madrugador. - le contradijo Vale dejandose hacer por las caricias del australiano. Así transcurrió su mañana, entre mismos y risas ya se encontraban listo para ir al paddock.

- No señorita, usted no piensa ir con esas remera ¿cierto? - pregunto Daniel antes de permitirle siquiera acercarse a la puerta.

- ¿Por qué no? Es simple y linda. - contradijo Vale, en defensa de su camisa blanca.

- Porque no es esta. - el australiano mostró una remera de Renault , por su parte, la muchacha se sorprendió. - No puedes ir al paddock de Renault sin una de estas.

- ¡Me encanta! No sé que decir. - río nerviosamente Vale antes de volver a la habitación para cambiar su remera. - ¿Ahora si me dejaras ir?

- Sip. - afirmó Daniel. - Te queda mejor a ti que a mí, ¡Eso no es justo! - dijo como un niño pequeño, Vale solo se dedicó a reír al observar esa conducta.

Ayyyyy ojalá estas cosas pasarán realmente😪

A Dɩƒƒᥱɾᥱᥒt Wᥲყ - DᥲᥒɩᥱꙆ RɩᥴᥴɩᥲɾᑯoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora