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—Vale chicos, voy a ir identificando a los sujetos mientras viene la ambulancia -hablo con mis compañeros por radio.
A un paso algo tranquilo camino hacia dentro de la joyería en la que minutos antes se había realizado un atraco en el que la policía había salido ganando por lo cual no podía sentirme mas orgullosa.
Al acercarme al primer sujeto, por precaución, pateo levemente el AK a su lado aventando esta un poco más lejos de su cuerpo, me pongo de cuclillas frente al sujeto y comienzo a buscar su dni por los bolsillos de sus pantalones hasta que logro dar con el.
Manolo Fernández.
Frunzo el ceño un tanto extrañada al reconocer a Manolo, el mecánico que siempre suele atenderme cuando Juanjo no se encuentra por ahí. Niego levemente con la cabeza. No me lo esperaba de ti, Manolo.
Suelto un suspiro al sentirme algo agotada, dejo su dni donde se encontraba antes después de avisar a mis compañeros el nombre del primer individuo.
Achino los ojos un poco sintiéndome aún más extrañada que antes.
Ese cuerpo me parece conocido.
Pienso mientras me acerco cada vez a un chico con una máscara de un alien extraño. Me pongo de cuclillas frente a este y procedo a buscarle el dni. Mi expresión cambia notablemente a una de asombro al leer dicho nombre en el ya antes mencionado dni.
Juanjo Rodríguez.
Un suspiro de sorpresa sale de mis labios sin esperarlo al quitarle la máscara de la cabeza.
Le veo ahí, con un arma larga a su lado, con una vestimenta digna de una mafia.
Aún aturdida con aquel descubrimiento rápidamente guardo su dni justo dondo lo había encontrado antes y salgo rápido de la joyería sintiendo como un sentimiento de tristeza y decepción se apoderan de mi cuerpo. Aún con un nudo en la garganta me aguanto para tomar la radio y hablar por esta.
