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Suelto ligero un suspiro mientras dirijo mi mirada hacia la bella pelinegra que se encuentra preguntando a sus compañeros como iba su mañana no sin antes haberle dado un café a cada uno, como solía hacerlo cada mañana desde el día en el que fue aceptada en el cuerpo.
Escucho unos ligeros pasos a mis espaldas por lo que rápidamente miro hacia cualquier otro lado de la habitacion en un intento de que aquella persona detras mía no notara que me encontraba viendo a los agentes frente a mi.
—Buenas Conway -la voz de Volkov me libra de mis pensamientos, vollteo a verle sin expresion alguna en el rostro.
Hago un ligero sonido con la garganta en forma de saludo. Ambos nos quedamos en silencio.
—¡Capullo! ¡Mariconetti! -el subinspector Fred gritaba imitando mi voz mientras sacaba la porra y daba golpes al aire haciendo reir a todos los presentes.
Dirijo mi mirada hacia la chica que se encuentra riendo, tan contenta y encantadora.
—¿Le gusta Jones? -pregunta con una pequeña sonrisa el sujeto a mi lado viendo hacia el mismo lugar que yo.
—Ni de coña
Veo como ella levanta su mirada haciendo que nuestros ojos se topen, me da una sonrisa a lo que yo le sonrío un poco de vuelta. Volteo el rostro hacia el peligris el cual se encontraba riendo levemente.
—Joder, si que le gusta, esas sonrisitas no se las da a cualquiera Conway -pone una mano en mi hombro.
Suelto un gruñido.
—No se te ocurra decirle a nadie porque si no te saco del puto cuerpo ¿entendido, capullo? -le digo totalmente serio.
—Vale, vale -levanta ambas manos en señal de rendición.
Volkov dirige su mirada hacia enfrente nuestro donde se encuentra la pelinegra sosteniendo dos vasos de café, uno en cada mano. Veo como Volkov le dedica una mirada a ella para después retirarse hacia donde se encontraban los demás a gentes para darles indicaciones.
—Buenos días Superintendente -saluda con su típica sonrisa en el rostro, la cual me está haciendo perder la cordura.
—Buenos días Jones -me estira uno de los vasos de café que llevaba en la mano izquierda por lo que lo tomo y le doy un sorbo sintiendo aquel líquido algo caliente pasar por mi garganta.
—¿Qué tal ha ido su mañana super? -pregunta recargándose en la pared a la par mía mientras alza un poco su cabeza debido a la notoria diferencia de altura.
—Meh... Igual de mierda que siempre, pero he de admitir que tus cafés cada día la arreglan un poco -le doy una pequeña sonrisa.
