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Las personas de Seúl no eran como las de Incheon. Solo por vivir en la capital del país se la tiraban de ser los mejores y trataban al resto como seres inferiores, la mayoría hacían lo que les daba la gana cuando querían, y difícilmente podían ser frenados.

Por eso HongJoong no quería irse.

Además, aquí MinGi conocía a todos los del Distrito donde vivían desde que eran bebés, pero si se iban a Seúl conocerían nuevas personas. ¿Y si MinGi se enamoraba de alguien más allá?

No podría soportarlo, la sola idea lo ponía de malas.

—Chaparrito, ¿en qué tanto piensas ahí? Ven a celebrar con el resto del Instituto.

HongJoong relajó su tenso cuerpo cuando las manos de MinGi envolvieron su cintura desde atrás, sintiendo el fornido y masculino cuerpo del mayor pegarse a su espalda.

—Estaba pensando. Además, estar con los idiotas del Instituto en el gimnasio me sofoca.

—Podemos irnos si quiere- Espera, ¿en qué pensabas?

—Yo... — HongJoong se mordió la lengua, no quería sonar como un inseguro frente a MinGi.

—¿Qué pasa, chaparrito? — MinGi le dio media vuelta —, sabes que puedes decirme lo que sea — Posó una cálida y enorme mano en la mejilla derecha de HongJoong, acariciando con delicadeza la piel bajo su tacto.

—¿Sonará muy inseguro si te digo que quiero que nos quedemos en Incheon porque no quiero que te enamores de alguien más en Seúl?

HongJoong sintió que las mejillas se le calentaban cuando escuchó la risa baja y ronca de MinGi. Se sentía avergonzado de ser tan ridículo.

—¿Así que eso es lo que te preocupa, chaparrito? Ah, pensé que sería algo más grave — HongJoong lo miró ofendido.

—No me tomas en serio.

—Es que el tema no tiene sentido, chaparrito. Ni siquiera deberías pensar en esa posibilidad porque yo no tengo ojos y mente para nadie que no seas tú. Por Dios, mírate, HongJoong, eres hermoso, y yo jamás te dejaría. No vuelvas a pensar en eso.

Mine [MinJoong] ATEEZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora