Cada vez más extraño.

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Capítulo 12

Dormía incómodo sobre una camilla a unos dos metros de Chrystal. Hace cinco meses la clínica "Shalom" era mi hogar. A pesar de las súplicas de Alice, y mi tía de que regresara a mi casa. No podía dejarla, aunque estaba consciente que tenía a su mamá con ella. Pero si yo me iba y ella... No quería ni imaginarlo.

Las clases en Finix ya habían terminado. Con dificultad cursé el quinto año y logré graduarme. Había sido difícil concentrarme en los estudios, los exámenes finales y en Chrys todo este tiempo. Pero si Dios así lo efectuaba, era porque Él así lo quería.

Viajé solo una vez a Japón a pedido de mi padre por un asunto familiar y al parecer la vida quería agregarme inconvenientes. Franccesca mi ex novia. Si, era una molestia al principio. Ya que nos habíamos encontrado en una cena íntima con mis parientes por el cumpleaños de mi madre. En memoria de ella.

Siendo sincero, nunca imaginé volver a verla. Mi vida parecía un estúpido juego de ruleta rusa. Recordar momentos con ella. Sentirme observado por sus penetrantes ojos color verdes agua. Me volvía loco de pensar en ella con mi mejor amigo.

¿Celos? ¿Acaso verla nuevamente, removía sentimientos ocultos en mí?

Lo peor de todo era que nuestros padres eran amigos desde la infancia y no tuvieron la mejor idea de que ella me acompañara en el peor momento de mi vida. Si. Franccesca Tohama se encontraba en el mismísimo lugar que yo. Vivía con mi tía en su casa.

¿Ahora comprendés el por qué de mi decisión de no volver a la casa de mi tía?

Tendría que vivir con Franccesca y siendo honesto, ella se encontraba más hermosa que la última vez que la había visto.

Después de un tiempo encontrándonos de casualidad en algunos lugares, entendí que nada ganaba con evitarla. Ella había cambiado mucho. Mi ex mejor amigo Derek, le fue infiel. Bueno, llegué a pensar, que se lo merecía, que le pagaron con la misma moneda que ella a mí. Pero ese sufrimiento no se lo deseaba a nadie. Creo que desde esa experiencia, me volví celoso... cuidadoso.

De a poco fuimos volviéndonos amigos. Un millón de veces me pidió perdón por nuestro pasado, y lo seguía haciendo, aunque yo ya la había perdonado.

Mitchy no estaba muy de acuerdo con que la perdonara y mucho menos con que la viera. Pero fue cambiando de opinión con el tiempo, al ver cómo me apoyaba con Chrys.

Sí, por ella mi casa pasó a ser una clínica en el centro de la ciudad de Buenos Aires.

La amaba con locura y no iba a renunciar a ella. Los médicos hacían todo lo que estaba a su alcance, pero parecía no funcionar. Solo la mantenían con vida, pero no podían hacerla reaccionar. Su vida dependía de un hilo... Y si ese fino hilo se cortaba y ella se iba. Yo iba a irme con ella.

Todas las noches suplicaba a Dios que no se la llevara. Que la dejara conmigo. Esa madrugada me había dormido a las cinco de la mañana. Mirarla inconsciente sobre una cama, con muchos cables por su cuerpo, era perturbador, y por ese motivo no podía dormir bien en las noches. Pero no iba a abandonarla. Quería ser al primero que viera al despertar de su largo sueño. Deseaba con todas mis fuerzas que sea así.

¿Lo fue?

Unos gritos me despertaron y de un salto instintivo me puse al lado de mi Bishoujo. Ver esos hermosos ojos celestes mirarme con un poco de confusión, hicieron que se me erizara la piel y que mis pupilas buscaran una tenue conexión. Fue horrible dejarla sin saber que pasaba, siendo empujado lejos de ella por una enfermera.

-¡Chrystal!- Chillé un par de veces, mientras era arrastrado al pasillo de la habitación

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Voces SepultadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora