Soy tu dueño.

185 13 8
                                    

Capítulo 24.

Reaccioné en un lugar húmedo y fresco. No sabía cómo había parado ahí. Parecía estar en una casa, o algo similar. Un poco de luz entraba por unas ventanas sucias, por lo cual pude distinguir algunos muebles viejos y las paredes del sitio estaban con moho y me repugnaba la idea de permanecer más tiempo recostado sobre el asqueroso suelo de una madera extremadamente deteriorada.

No entendía absolutamente nada.

Divisé un poco más a mí alrededor. Definitivamente no conocía nada de lo que mis ojos miraban. Pero intentaba de alguna manera descubrir mi ubicación. Recorrí el recinto con cuidado y rebusqué algún rastro de dónde podía llegar a estar en los muebles que se encontraban cerca de mí. Pero solo hallé papeles viejos escritos en al parecer latín. Por lo menos esa había sido mi impresión. En alguna oportunidad había visto esas letras, y aunque no lo recordaba con total precisión. Sabía que en algún rincón de mi cerebro, estaba oculto algo de mi pasado, que no podía acordarme.

Espié por una ventana y me asombró lo que vi. Era un lugar inhóspito, pero muy agradable a mi vista. Las hojas rotaban al compás de un suave viento y se mostraban con un verde vivo. Las copas de los árboles aparentaban llegar hasta las nubes, ya que una bruma espesa, tapaba con gran lentitud la mayoría de ellas.

Me quedé observando ese hermoso paisaje, nunca había visto algo parecido. No personalmente. Podía haberme quedado estático por un tiempo, solamente admirando semejante belleza. Pero un ruido captó mi atención detrás de mí. Me giré en un auto reflejo y pude notar a alguien parado a unos pasos de mí.

—Al fin llegaste—Masculló con voz ronca— Te estaba esperando.

—¿Quién sos?— Inquirí— ¿Dónde estamos?

Él rió fríamente y me miró a los ojos.

—Soy tu dueño— Respondió con una sonrisa perversa en sus labios.

—¿Qué?

—Como lo escuchaste Piccolo servo— Dijo curvando sus labios— Tú me perteneces.

Su mirada era totalmente tétrica y penetrante. Me causaba desconfianza y creía estar preparado para enfrentarlo, si así era necesario. No me daba miedo, pero verlo a los ojos, me transmitía inseguridad. Algo me decía que él no mentía.

—¿De qué demonios estás hablando?

Se acercó a mí velozmente y sin que reaccionara, posó una mano sobre mi cabeza.

—Es hora de recordar.

Nos quedamos escondidos entre los follajes. Javadd no había salido de la cabaña, y yo se veía mucho de donde nos encontrábamos, ya que las aberturas de aquél lugar estaban completamente empañadas de polvo y suciedad.

Ishmael y Marco miraban minuciosamente a los alrededores. Cualquier ruido o movimiento para ellos, era una amenaza en potencia. Y aunque sabía que tenían algo de razón, también me encontraba segura de que nadie podía vernos allí ocultos.

—¿Cuándo vamos a movernos?— Preguntó Ishma a Marco con ansiedad.

—Tranquilo. Primero tenemos que esperar esa jugada de Seshey, para que crea que nadie puede detenerlo.

—Ya pasó mucho tiempo— Interrumpí.

—Pensé que a vos te había quedado claro Mitchy— Bufó Marco

Voces SepultadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora