Feliz cumpleaños.

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Capítulo 13.

Ya tenía un poco de movilidad y mi voz iba recuperándose poco a poco. Aunque me costaba mucho hablar, ya que apenas era audible.

Las amables profesionales me habían bañado, cosa que no pude decir que no, ni resistirme; Me cambiaron y sacaron la horrenda bata color azul marino, para ponerme un monito con colores llamativos.

Peinaron mi cabello y me asearon completamente. Todo fue a pedido del Dr. Fredick.

Recostaron mi cuerpo en la cama con muchas almohadas debajo de mi espalda y torso, para que estuviera más cómoda.

Abrieron las cortinas del enorme ventanal, dándome un vistazo del hermoso paisaje de afuera. Me encontraba fácilmente en un quinto piso. El día estaba nublado, las ventanas se encontraban algo mojadas, proporcionándome la idea de que había estado lloviendo. Claro, no era necesario ser muy inteligente para deducir eso. Un vientito con fragancia a lluvia inundó mis pulmones. Genial. Amaba los días de lluvia, era el mejor regalo de cumpleaños.

Mi mamá fue la primera en ingresar a verme. Su rostro iluminó el lugar. Su sonrisa y sus dientes blancos, me hicieron verla con cariño al instante.

-¡Hija! Cuanto me alegro que hayas regresado- Dijo con alegría desbordante

Asentí y quise hablar, pero de inmediato me calló.

-Ni se te ocurra decir una palabra. Tus cuerdas vocales todavía deben estar tensas. Y no quiero que esfuerces tu voz ¿Entendido?

Puse mis ojos en blanco.

-Feliz cumpleaños hermosa- Susurró apretando mis mejillas, como lo hacía de pequeña

Sonreí mientras ella sacaba un paquete de su cartera.

-Esto te va a encantar

Lo tomé con mis manos y destrocé el envoltorio rápidamente.

Abrí la caja y me sorprendí al ver el contenido

¡Otra caja más chica!

Mi querida madre reía a carcajadas. Poseía un humor envidiable.

Con las mismas ganas volví a romper el envoltorio de esta y ¿adiviná qué?

Había otra caja, pero ahora era más una cajita.

Bufé molesta ya con la broma de mi mamá y me dispuse a repetir el proceso, pero ahora con lentitud. Quería vengarme, y sabía que era la mejor manera de hacerlo, ya que ella odiaba esperar tanto para ver un regalo.

Así que me tomé el tiempo de descubrir lo que había debajo del fino papel de regalo.

-Chrystal me pones nerviosa...

Esta vez la que rió fui yo.

-Te prometo que no hay más sorpresas- Prometió con una mano en el corazón y la otra levantada hacia arriba

Me encogí de hombros y descubrí lo que albergaba el último paquetito.

La miré asombrada. Era un collar en forma de corazón, para poner una pequeña foto adentro. Sonreí divertida y gesticulé un Gracias.

-Es algo que siempre quisiste tener

Asentí suavemente.

-Antes querías poner una foto de tu padre. Ahora tal vez quieras poner otra- Susurró y se echó a reír

Volqué los ojos con una sonrisa en mis labios. Sabía a qué se refería. Pero entre Ishmael y yo había varias cosas que arreglar.

-Bueno, ya qué te vi y estás bien, y que además no podés hablar. Voy a dejar que alguien más pase- Levantó ambas cejas dos veces con picardía y se encaminó a la salida.

Voces SepultadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora