Capitulo 5: ...Conociendo a mi nueva 'pesadilla'

60 39 1
                                    


Gioia...

Al terminar de cenar, me quedé ahí, sentada entre mi padre y la mamá de Valerio, de un lado, y del otro, Lorenzo y Alessandro. Sólo me quedé mirándolos con cara de búho -se dibuja una sonrisa irónica en mis labios de solo recordarlo-.
De todas maneras, debo admitir que la sutileza no es mi mejor virtud, y probablemente, jamás lo sea, aún así, trate de mirar lo más disimuladamente posible al amigo de mi hermano...y digo lo más disimuladamente posible, porque repito, la sutileza no es mí mejor virtud, y él me encanta, siempre me encantó.
En cualquier caso, es bastante posible que él no notara mi mirada...no creo que la fascinación sea mutua. Igualmente, de lo mejor que estaban conversando -y digo estaban porque, dado lo reciente de mi llegada, no conozco a nadie, de manera que poco puedo intervenir-, cuando de repente, se presentó la mucama...cuyo nombre creo que es Pietra, e interrumpiendo las conversaciones, informo:
:- Sono qui la signorina Fiama, bambino Lorenzo -esta aquí la señorita Fiama, niño Lorenzo-
:- Sai, Pietra? Non mi piace che mi chiami 'bambino' -sabes, Pietra? No me gusta que me llamen 'niño'-.
-Scusi, bambino. -Perdón, niño-

Narrador omnisciente:

Ante las palabras de aquella tonta muchacha -que ya había pasado por las sábanas de Lorenzo en algún momento del pasado, no tan remoto-, él sólo emitió un quedo gruñido y, acomodado de Alessandro, ambos fueron a ver a la recién llegada...

Alessandro...

Mentiría si dijera que me hace ilusión ver a Fiama...es decir, es una bonita chica, pero a mí me hubiese gustado quedarme en la mesa, perdido en el río de chocolate de los ojos de Gioia, antes que escuchar la estridente y demandante voz de la histérica chica que vino 'de visita'.
A ver, no quiero parecer malhumorado ni nada parecido, pero es que la hermana de mi amigo, me genera algo...como una nostalgia que la chica del colegio, no. Ya que estamos, podría admitir que, si bien está claro que Adolfo -padre de Fiama-, me trata casi como si yo fuese el hijo que el hombre nunca tuvo, ciertamente, debo reconocer que estar con ellos, cada vez que Fiama me invita a cenar, o a cualquier otra cosa que podamos hacer en su casa, la verdad es que me genera algo...como un desasosiego, como si se me estuviera ocultando algo que debería resultar evidente a los ojos, pero de todas maneras, a lo que me refiero ahora mismo, es a que me gustaría pasar más tiempo con la recién llegada, sin que venga mi adherente personal -porque de esa manera, siento que Fiama me controla y busca la manera de atravesarse 'accidentalmente' en mi camino-, a investigar qué hago.

Al llegar ambos amigos, a la sala de la mansión Montevecchio...

:- Ciao, bambola -hola, muñeca, saludo Lorenzo a la recién llegada-
:- Ciao...caro -hola...querido, respondió ella, y se fundieron en una breve abrazo-.
Debo admitir que aquel intercambio, cuando menos, despertó mis no muy amables dudas, hacia mi amigo...es decir, no dudo de su amistad, ni nada parecido, pero honestamente, yo sé que él está encaprichado con que yo caiga rendido a los brazos de esta chica, y la verdad, hasta su misteriosa visita, resulta sospechosa.
Al mismo tiempo, podría admitir que si accediera a estar con ella, pese a mis recelos, la verdad es que mi carrera deportiva se vería beneficiada...es decir, no quiero parecer interesado, ni nada, pero lo cierto es que ella quiere que yo sea su novio y Lorenzo, al parecer, coincido con su capricho -porque ni el mil años, me van a convencer de que ella me ama-, y pues lo cierto es que yo al menos, necesito convencerme a mí mismo, obtener algún beneficio, para ser algo similar a un juguete en sus manos.

Seguidamente, Lolo la invitó a la mesa en la que están su padre, su hermana y mi madre.

Gianna...

:- Cara Fiama...-Debo admitir que esta muchacha me agrada mucho...no puedo decir que crea que sea capaz de hacer feliz a nadie más que a sí misma, pero es una chica que me agrada... incluso me recuerda un poco a mí misma, aunque no estoy segura de poder decir que tal cosa sea un halago-.
Igualmente, creo que sería el perfecto adorno que Alessandro podría lucir tomado de su brazo... No quiero criticar, ni nada de eso, pero realmente, la chica no parece precisamente una intelectual, y pues mí hijo, a veces es demasiado serio, demasiado formal.

Distantemente Mío... [CORRIGIENDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora