Capítulo 2...Mi vida adquiere nuevos condimentos...

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Lorenzo...

Me molesta de una manera inimaginable, el nuevo e inedperadamente sorpresivo recuerdo de mi madre...Ciertamente, creo que todos, empezando tal vez por mi padre, a quien estoy intentando emparejar, a pesar de que no sea una persona ampliamente grata, no para mí, con Gianna, la madre de mi mejor amigo, Alessandro; habríamos sido más felices sin la maldita criatura, que tiene buena parte de la culpa de la muerte de mi madre, esto es, si se hubiese perdido en el camino, nos hubiese hecho un favor a todos. No la tolero, esa es la verdad. Es decir, yo siempre fui hijo único, no es que en ningún momento, hubiese deseado tener detrás de mí, a una estúpida niñita entrometida. Estoy seguro de que ella lo es, y para qué mentir, yo no tengo, ni siquiera interés en adquirir vocación de niñera.

Por otra parte, y esto sí admito, me molestó bastante, el tonto de mi amigo, creo que poco faltaba para que se pusiera a babear frente a mi estúpida hermana...por no mencionar a mi padre, es como si de pronto creyera de una manera por demás infantil, que todos sus pecados, los cometidos con mi mamá, le fueron perdonados, sólo por la mágica aparición de esa niña, tan parecida a mamá. De verdad que los humanos a veces, tenemos culpas tan grandes por dentro, que creemos ilusamente, que por aparecer una persona parecida a otra, de repente, eso significa que la que ya no está, mágicamente, nos hubiera perdonado todos nuestros errores. Suena lamentable, ciertamente, o mejor dicho, quizás, mi madre lo perdonara, pero yo no, y tampoco tengo pensado empezar a tolerar a la niña esa.

En cuanto al tonto de mi amigo...vamos, es desesperante. Tiene a las chicas más lindas del instituto tras su sombra, ¿y viene a encapricharse -no voy a admitir que pueda ser otra cosa- con mi maldita hermana? Parece mucho, de golpe. Lo más grave, la fiesta del fin de semana, en la mansión Buongiorno. No pienso dejar de ser invitado porque al galán, el gran Alessandro Gentile, se le ocurre de repente, que le atrae la visita inoportuna. Las fiestas que hace Fiama, son lo más, decididamente, no dejaré de ir a la de este fin de semana, por ningún motivo, especialmente, porque en esas fiestas, hay chicas de todos los colores, con las que pasar un buen momento.

Que no se piense que me gusta lastimar los sentimientos de las chicas, no es así...de hecho, todos los involucrados sabemos que en ese tipo de eventos, los sentimientos, nada tienen que ver con el sexo...hecho que queda por demás demostrado, en el momento en que he visto en algunas de sus fiestas, chicas y chicos, practicando juegos en grupos. Obviamente, esto en nada modifica, el hecho de que sean fiestas agradables, especialmente, porque nadie se interesa por lo que hacen los demás. Pero esto se verá modificado ahora, cuando la hija perdida, ha vuelto a casa, y mi tonto amigo, claramente, está algo, bastante, más que un poco interesado por la infeliz niña.

Otra cosa de la que podría culparla, es de que ahora, mi padre ya no podrá tener cenas románticas, ni a la luz de las velas, ni de ninguna otra clase, por estar la niña, husmeando a su alrededor. No, no son celos, en última instancia, podría ser rencor, dado que de no haber ido a Estonia, quizás, mi madre estaría aún aquí, viva.

Es verdad, tal vez, hubiese muerto de igual manera, nadie lo puede asegurar, pero obviamente, es más agradable poder echarle la culpa a la hija misteriosa.

Vicenzo...

Es miércoles. Han pasado algunas horas, desde que ha llegado mi hija...ciertamente, siendo absolutamente sincero, no puedo garantizar que sea mía, realmente, pero en todo caso, y dados los errores imperdonables que cometí, tanto con mi esposa, como con mi hijo, cuidar a la niña, sin importarme que sea o no, mi hija, es lo menos que puedo hacer, aun sabiendo que no es algo que Lorenzo vaya a agradecer. Quiero decir, conozco a mi hijo, sé perfectamente, que la solidaridad no es su mejor virtud o, aun siéndolo, sé que él está acostumbrado a la soledad, o quizás no sea ese el término adecuado, pero en cualquier caso, está acostumbrado a ser hijo único, a no compartir, ni la atención que se le pueda prestar ni nada por el estilo. Lo conozco, sé perfecto que Leonella, mientras vivió, especialmente cuando se alejó de las cámaras, dedicó cada aliento a ver por él. Supongo que en gran medida, por el ambiente del que venía, en el que sus padres, por lo muy poco que ella contaba, se llevaban poco menos que a los golpes, sumado al no menos trascendente detalle de que siempre, ella quedaba en el medio, lo que con o sin intención, la convirtió siempre en destinataria de los maltratos de su madre y eventuales abusos, al menos físicos, del borracho trastornado, que fue su padre. Claro que esto lo sé de oídas, no conocí al condenado, si bien de haberlo hecho, habría matado al tipo, por encarcelar a una mariposa, a la que imperdonablemente, yo también abandoné, supongo que por eso es que asumo mi responsabilidad hacia Gioia, aun sin saber, e incluso sin importar que la haya engendrado yo o lo haya hecho mi hipotético reemplazo en la cama, e incluso quizás, el corazón de mi mujer. Es decir, poco importa quién haya engendrado a la chica, ella es mi hija, por algo, la han devuelto a mi casa.

Distantemente Mío... [CORRIGIENDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora