Capítulo 11:...Fiama está más cerca de la Mafia

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Gioia...

Estoy despertando. A través de mis ojos casi, puedo percibir el sol que entra por la ventana de mi habitación. Es domingo, de modo que han transcurrido casi cuarenta y ocho horas, desde la fiesta en la mansión Buongiorno. He de admitir que la pasé estupendamente, bailé y me divertí mucho más de lo que yo misma, podría haber esperado, si bien, debo reconocer que el hecho de que me haya divertido, está relacionado con Robertino, no con mi hermano o su ignorante amigo. Sí, es verdad que si no hubiese sido por ellos, probablemente Fiama ni por si acaso me hubiese invitado, pero de la misma manera, es obvio que la pobre chica, tiene un problema importante de autoestima, y como consecuencia de ese detalle, le da ataque de nervios, cada vez que ve que su novio, si es que se lo puede llamar de esa manera, siquiera se atreve a respirar cerca de otra chica.

No me agrada criticar y quedar como la perra de la película, pero pues es la verdad...y eso, aun teniendo en cuenta que no sabe con cuánto abandono Alessandro anda regalando su aliento a otras chicas –porque estoy segura de que no soy la única a la que besó, por simple solidaridad, curiosidad o lo que sea-. Está bien, no niego que me encantó besarlo, a pesar de que en lo personal, siempre creí que sería de esa manera, pero de igual modo, estoy absolutamente convencida de que si ella se entera de que él me besó, casi en el mismo momento en que la rechazó a ella, pues baste decir que no creo que la situación fuese muy agradable. De hecho, estoy segura de que esa es la razón de por qué, cada vez que él se mueve siquiera, ella no está mucho más lejos que oculta por su sombra, por otra parte...estoy convencida que si tan insegura está de él, es porque ella también tiene algo que esconder, y al mismo tiempo, realmente, no me hace falta ser mago ni leer la mente, para saber que ella no está particularmente alegre porque yo vaya al instituto al que va él, cuando está aquí. Es decir, Fiama podrá quererlo de alguna manera, no lo niego, pero está claro que confiar, no confía ni un poquito en él, y eso es...no sé cómo explicar, pero me parece que sin confianza, no hay amor, y ojo, no porque yo sea experta al respecto, que obviamente, no lo soy.

En todo caso, y no por ser una loca obsesiva, que quiero creer que no lo soy, me parece obvio que a pesar de que se niega a dejarlo ir, tampoco es capaz de quererlo realmente, en él. Lo cual, si debo ser honesta, me parece una burla, por parte de él, hacia cualquier chica o persona, ya siendo honesta, que de verdad lo quiera, y no, no me refiero a que yo podría haber aceptado muchas cosas, por la posibilidad de estar con él, aunque esto también pueda ser cierto, sino a que se conforma con muy poco, es decir, al margen de mí misma, lo cierto es que Alessandro Gentile podría estar con cualquier chica, que lo quisiera de verdad, en lugar de conformarse con una que...bueno, ya lo dije antes, no me agrada hablar mal de una persona a la que no conozco realmente, pero si él bajó a buscarme, dejándola donde Lorenzo...que creo que no hace falta conocerlo mucho para saber que es capaz de aprovechar cualquier oportunidad con una chica, encima, para qué mentir, realmente, yo al menos, no dudo de que mi hermano sea capaz de aprovechar lo que tanto empeño pone en que acepte Alessandro...es decir, no es que mi hermano sea un mal tipo, no es ese el problema, pero si su amigo, está decidido a rechazar lo que se le ofrece en bandeja de plata, pues realmente no creo que él sea de la misma opinión, y ciertamente, ese día que él -Alessandro, obvio, no mi hermano-me besó, no me pareció, de lo poco que vi desde la puerta, que la chica tuviera problema respecto de recibir la atención de uno u otro, a pesar de que también es verdad que Lorenzo no me permitió observar nada, simplemente me obligó a abandonar el lugar. No obstante, si su amigo se fue detrás de mí, y ella no se fue inmediatamente de casa...baste decir que dudo que se haya quedado mirando las estrellas por la ventana.


Alessandro...

No puedo dejar de pensar en Gioia. Obviamente, sé que si le toco un pelo, más allá del beso del otro día –del que nadie sabe nada, excepto nosotros dos-, Lolo me despelleja vivo, esto está más que asumido, si bien es más probable que lo haga por Fiama, por lo que espera, suceda entre ésta y yo, que por proteger la inocencia de su propia hermana. A ver, no es que quiera hablar mal de mi amigo, ni quiero que se piense que es una mala persona, porque en mi opinión, no lo es, pero es que realmente, él no conoce a Gioia ni ella a él, pero de igual manera, mientras ella ansía tener una familia, él está acostumbrado a ser el niño mimado de mamá –puesto que era Leonella quien lo malcriaba cuando era pequeño-. Por lo tanto, para él por lo menos, su nueva hermana, no es más que una molestia, y pese a que él no lo diga, especialmente, por Vicenzo, si bien no por respeto a los sentimientos de su padre, sino porque todos tenemos claro, vivamos en la mansión Montevecchio o fuera de ella, en especial si hemos visto aunque sea, una vez, a la maravillosa Leonella Casamaggiore Montecchio, que su hija es pasmosamente parecida a ella –físicamente, al menos, ya que en realidad nadie, por mucho que haya compartido con la difunta esposa de Vicenzo, puede decir que realmente la haya conocido, dado que ella siempre daba la impresión de guardarse algo, por mucho que compartiera con la gente, y de lo que he tratado con ella –con Gioia, se entiende-, en todo el tiempo que la conozco, incluidas mis estadías en el internado, debo decir que si hay una virtud que  no posee es la de ser reservada en su personalidad-. En cualquier caso, a lo que voy, es a que debo arrancarla de mi cabeza, por lo menos, si espero seguir jugando al tenis o haciendo cualquier otra cosa que se me pegue la gana, fijarme o estar con la nueva integrante de la familia Montevecchio, no es una opción válida. Por otra parte, Gioia apenas es una niña de trece años, lo lógico es que quiera disfrutar de una infancia que hasta hace muy poco, le estuvo vedada, antes de pensar siquiera en la posibilidad de tener novio...y obviamente, con toda seguridad, Vicenzo también debe querer disfrutar de su nueva hija, aun si esto significa que la deje, al menos una parte bastante importante del día, en el ojo del huracán, esto es, al cuidado de Lorenzo. A ver, como dije antes, no quiero que se piense que él es mala persona, simplemente, es un poco egoísta, por haber sido, la mayor parte del tiempo que compartió con su madre, el príncipe de un cuento de hadas. Esta es la verdad, y no creo que ella lo hiciera de mala...aun antes del viaje que ahora sabemos, duró el tiempo de gestación de Gioia, la madre de mi amigo dedicó su vida, casi enteramente, a su único hijo. Yo ahora pienso, especialmente si tomo en consideración el eterno rencor de mi amigo a su padre, que tal vez, Leonella presentía que su marido tenía una amante, y su manera de cuidar y malcriar a mi amigo, fue de alguna manera, su venganza digamos, su manera de asegurarse de que, aun cuando ella ya no estuviera en casa, es decir, aun cuando ya no estuviera viva, Vicenzo se arrepintiera cada segundo de lo que le quede de vida, por el modo en que la trató, además de que de alguna forma, fue el modo en que se aseguró de que su hijo, nunca pasara por lo que pasó ella cuando pequeña -y me refiero al modo como la maltrató su padre e ignoró su madre-, y por último, es como si de ese modo, Leonella se resignara, ya que no podía disfrutar del padre, al menos, conservaba el amor y devoción del hijo, y a la vez, también, esto especialmente en el final, después del viaje a Estonia, casi parecía como si ella a través de su comportamiento, se estuviera disculpando –con Lorenzo- por la llegada de esa niña, a la que sólo Dios sabe por qué abandonó en una aldea olvidada de Estonia.

Distantemente Mío... [CORRIGIENDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora