Capitulo 15: Alessandro oficialmente, está con Fiama

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Gioia...

Estoy en la sala da pranzo -comedor- de la mansión Montevecchio. Estamos riendo y hablando poco menos que todos juntos -Lorenzo, Alessandro, Gianna, mi padre y yo-, cuando de repente, el momento es interrumpido por Maria, que viene a avisar que la signorina Fiama está de visita. No puedo explicar cuánto odio a esa chica...es que no es capaz de dejarnos en paz? -seguro que no tiene nada que ver con el hecho de que sepas que su interés en Alessandro es más que evidente y él parece haber reparado finalmente en ella, susurra mi subconsciente...y para qué mentir si efectivamente es así?-. Por supuesto, la chica fue recibida con la misma emoción que si fuera... No sé, la maldita princesa de un cuento de Disney. Desde hoy mismo, de hecho, la llamaré Fiona -Shrek, Walt Disney-. :- Ja!- No pude contener la carcajada espontánea que se me escapó del alma como si fuese la última vez que iba a reír. Debo decir que todos alrededor de la mesa, y también la indeseada e inoportuna visita, me miraron con la curiosidad pintada en sus rostros. Obviamente, hubiese quedado muy... antipática, si decía lo que había arrancado aquella muestra de humor en mí, de modo que hice alguna mueca y me tragué la opinión que me genera una mujer que viene a molestar a casa ajena, mientras la familia está cenando. Por otra parte, es bastante probable que si está acá, sea porque mi querido hermano la haya invitado.
En realidad, siendo absolutamente honesta, debo decir que la chica es algo así como digna de lástima...y no lo digo de mala, pero es obvio que está más que un poco interesada en Alessandro...y es igual de obvio, que él no está interesado en dejar su vida de galán de cuánta fémina se le cruce por delante. No quiero sonar mala onda, pero espero que tal cosa siga siendo así. Es decir, yo quiero que él sea feliz, su infelicidad no es mi propósito, mucho menos, mi objetivo, pero realmente, quisiera que fuese feliz siendo Alessandro Gentile, no convirtiéndose en una suerte de títere de una muchacha demasiado caprichosa y manipuladora, para mi gusto, de hecho, imagino que para el gusto de cualquiera, sólo que en este caso, mi mala predisposición a ella, es evidente, por obvias razones.

Lorenzo...

Debo decir que casi, casi, me dan pena, las mujeres sentadas en esta mesa...digo, tal vez, la menos digna de lástima, sea la propia Gianna, y no es que sea mi persona favorita.
Por otro lado, Alessandro es mi amigo, y realmente, nunca sentí celos de él, pero debe admitirse que últimamente, tiene a toda clase de chicas detrás de sus pasos, y no sólo mi hermana y la mafiosa. No siento celos, repito, porque en el caso de éstas dos, una es una cuasi psicópata y la otra, es mi hermana, qué asco. En cuanto a Gianna...no la soporto mucho, pero entre estar viéndola todos los días, de contrabando, en casa, y que dejen de jugar, ella y papá, a hacer de adolescentes enamorados, lo cual me parece ridículo, ciertamente, prefiero esto último. Ninguno de los dos, tiene edad para esas cosas.
Por otro lado...me sorprendió el beso de Alessandro y Fiama, hoy en el instituto. Digo, yo hice todo lo posible, para que estuvieran juntos,  y cuando tiro la toalla, por decirlo de algún modo, él claudica por fin. De todas maneras, bien por él, es hora de que se divierta un poco, y con Fiama va a hacerlo. Quiero decir, no es posible que se pierda todas las cosas buenas de la vida, por jugar al tenis, o por la razón que sea.
Renata se aproxima a la mesa, y me da una mirada retadora, a escondidas, obviamente. Juro que esta mujer me trae loco, y es curioso, porque jamás pensé en enredarme con la cocinera de mi casa. Vuelve a sonar la campanilla de la puerta, mis ojos, sólo se elevan, digo, a todo el mundo se le dió por venir de visita? En este caso, al acercarse Maria, Gioia le hace un seña, y se dirige ella, a abrir la puerta. Cómo no, es su devoto galán -no soy celoso, y menos de mi hermana, pero Robertino Rosso no es mi persona favorita-. Contrariamente, Fiama sí parece alegrarse de que alguien distraiga la atención de mi hermana, centrada en Alessandro. Luego, la cena transcurre en paz. Debe admitirse que me asombra la pareja formada por Robertino y mi hermana...digo, jamás me imaginé que a él, le atrajeran ese tipo de mujeres, incluso lo imaginaba más, del tipo de mi amigo. Quiero decir, un tipo serio, que deja que las chicas se acerquen a él; no pretendo hacer ver a Alessandro como un sacerdote, ni mucho menos, pero no suele buscar a chicas para relaciones largas... él es más de aventuras fugases de una noche. Es más, recuerdo que no hace tanto, salia con una chica...Viola, creo que era su nombre, que cenaba en su casa, poco menos que todos los días, y al mismo tiempo, él se acostaba con cuánta chica se le cruzara. No critico, claro que no, especialmente, porque yo también lo hago, sólo que dejo las cosas claras de entrada, no me gusta que nadie piense que va a pasar, algo que todos sabemos, no es mi estilo. Por el contrario, Alessandro permite que todas las chicas con las que está, se imaginen que, porque esa semana, decidió adornar sus sábanas con una o con otra, automáticamente, más de una, se escriba una novela que en realidad, no existe más allá de sus fantasiosos cerebros. Es decir, todo tiene un límite, y diría que dicho límite es, justamente, Fiama Buongiorno. Por otro lado, está mi fantasiosa hermana, que de hecho, está muy bien que tenga fantasías, especialmente, dado que vivió durante la mayor parte de su vida, privada de dichas fantasías.  El problema es que sería aconsejable que sus fantasías, no estorben a las de una mujer, dispuesta a todo, por conservar al hombre que considera suyo, y esto no es precisamente, desde hace diez días. No quiero dar a entender que Fiama sea una asesina, porque me encantaría creer que no lo es, pero yo de todas formas, yo preferiría no interferir en sus planes... planes en los que seguramente, ve mucho más definido si futuro con Alessandro, especialmente, ahora que es él quién la busca a ella. Desconozco por qué motivo, ahora decidió andar a los besos con Fiama, pero...bueno, en realidad, supongo que él sabe tan bien como yo, de qué es capaz ella. Quiero decir, que sabe tan bien como yo, que no es una chica que acepte ser juguete de nadie.
Por otra parte, sí me sorprendió el beso de Gioia y Robertino. No esperaba esas cosas de mi hermana, hasta hace tan poco, monja. Por supuesto, coincido en que es lo mejor que pudo hacer para distraer a la mafiosa que, sin dudas, respiraba en la parte de atrás de su cuello. Es verdad que Gioia es una chica que no suele hacer las cosas con terceras intenciones, pero igualmente, me parece muy astuto por su parte.

Distantemente Mío... [CORRIGIENDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora