Rubius
Caminamos de vuelta hasta el pueblo. La columna de humo no hizo otra cosa que aumentar de tamaño.
Una buena parte de la montaña había sufrido daños, al punto de algunas derrumbarse.
Al volver al pueblo, llamamos a nuestros compañeros.
F:¿¡Willy!?¿¡Rubius!?¡Joder que susto!
A:¿Que les ha pasado?
W:Alguien nos tiene ganas.
R:Intentaron matarnos, y parece que están furiosos. Volaron una montaña en el intento.
Al:¿Creen que fueron los Rappitôri?
W:Lo más probable.
A:¿Y cuánta dinamita tenían? Derrumbaron una puta montaña.
R:Necesitamos encontrarlos, quizá la próxima no la contemos...
F:Necesitamos encontrar un hilo del cual tirar. Eh, ¿Y ese humo?
W:¿Que humo?
Al:Hay humo cerca del pueblo.
Levanté la cabeza en busca de una nube negra, y tras unos segundos la encontré. Apenas vi donde estaba, les avise.
R:¿La isla?¡La isla!¡La isla de Vegetta se está quemando!
W:¡Venid!
Willy y yo corrimos hasta la entrada de la isla. Subimos lo más rápido que nuestras piernas daban.
Apenas abrimos la muralla, el calor aumentó mucho, y se podía ver la mansión arder. Estaba envuelta en un humo negro extendido por toda la zona.
No se podía ver mucho en el lugar, pero a lo lejos distinguí una 10 sombras.
R:¡Mira, allí!
Nos fuimos acercando poco a poco, y pude confirmar: Los Rappitôri estaban quemando la mansión.
Nos lanzamos ambos al ataque, pero solo alcanzamos a matar a 2, hasta que llegaron nuestros compañeros.
W:Los Rappitôri están aquí.
Al:Todos vayan por el lado izquierdo de la isla, si encuentran a alguno matenlo, o intenten atraparlo. Yo y Fargan peinaremos el lado derecho. Quedaos en vuestro lado. Fargan, dispara a matar.
F:Entendido
Apenas acabó de decir eso, un Rappitôri apareció del humo. En menos de 20 segundos, los policías ya lo habían fusilado.
Ahora sí que no tengo ganas de cruzarme de lado.
Todos los demás comenzamos a buscar a alguien en el lado izquierdo. Encontramos a 2 rezagados, que luego se convirtieron en cadáveres.
El calor comenzaba a volverse insoportable, y el humo comenzaba a afectarnos.
Algunos disparos se escucharon entre todo el alboroto del lugar. Pero lo que llamó la atención de todos fueron algunas pequeñas explosiones, provenientes del interior de la mansión.
La casa comenzaba a derrumbarse. Subí a la muralla, y me acerqué a la estructura por detrás.
Solo yo había subido, los demás quizás no se dieron ni cuenta, el humo imposibilitaba mucho ver.
Intente ver a través de las ventanas, pero otra explosión se hizo presente.
Pero esta no era como las otras. Esta era una bastante fuerte.
Al ser el único gilipollas que se acercó a la mansión, me mandó a volar. Pero no sentí el piso pararme. Había caído al vacío.