Lo siento cariño, pero no seré tuya

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Día 4: 3 Octubre / AU

Tema: No puedes comprar mi amor y El hombre rico no siempre posee todo










Su chica de ojos soñadores caminaba frente a él, no notaba su presencia, le seguía como perro fiel. En especial desde que se entero que un patán adinerado la fastidiaba para salir con el. Un rubio de mas edad que ellos puso su atención en su amada novia y el furioso comenzó a tomar el rol de guardaespaldas. Asuna obvio que acepto gustosa ese lado Stalker, total, mientras fuera el no tenia problemas, además Gabriel Miller podía ser un bombom, un mayor apetitoso para todas las mujeres que lo vieran, pero el amor que tenía la pelirroja por su tímido novio era más fuerte que la atracción que provocaba aquel sujeto tan deseable, tan exquisito y masculino.

 Ahora que ese riquillo de enorme ego osaba robarse a la dama de otro, no se saldría con la suya como usualmente sucedía.

¡A quien engaño, esta sería muy aburrida!

Y si yo fuera Asuna, abandonaba a Kiri por ese monumento de hombre (/*3*)/   7u7

He aquí el aporte de hoy:







~Lo siento cariño, pero no seré tuya~



La lujuria gano como siempre, ambos revolcándose entre las caras sabanas de seda de esa enorme cama. Gemidos y gritos de placer retumbando por todo el lugar, aquel delicioso hombre de rebelde cabello negro y ahogado en riquezas estaba a merced de esa tentadora joven de cabellos otoñales. Tan cautivadora y sensual, tallada a mano por los mismos dioses le provoco con el movimiento de sus caderas, haciendo que el terminara por rogar fundirse en su interior. La ropa esparcida en el piso, algunas rotas por el calor del momento. Terminaron así por calenturientos.

La embestía con tanto placer, la mujer bajo su cuerpo era muy hermosa, deliciosa, un manjar que cualquier hombre desearía tener en su cama cada noche. 

Asuna era una persona inteligente, astuta y no era de caer por dinero, su relación con Kirigaya Kazuto solo era sexo, placer carnal. No le importaba si tenia millones en diferentes bancos, lo único que le importaba era saciar su hambre por la piel masculina de este delicioso sujeto. El lo sabía y le dolía, después de mucho tiempo negándose a aceptar la realidad, dio por aceptados sus sentimientos por esa testaruda dama que se retorcía bajo el intentando dominarle de nuevo.

Sus caricias le derretirán, lo dejaban débil y vulnerable, ella amaba tenerlo a su merced, dónde tomaba el rol de diosa empoderada que hacía de las suyas teniendo al mas codiciado de los hombres a sus pies. Cambiaron de posición, el abajo y la fémina arriba, comenzó a cabalgar en el, los gemidos de su presa salían sin control de su boca, los machos no se dejaban dominar en la cama pero este tipo que lo tenia toda, amaba tanto a esa salvaje flor silvestre que se dejaba hacer de todo. Lo que sea con tal de que no fuera a buscarse otro amante, porque ahí si, ni su dinero le serviría para recuperarla pues no siempre el mas rico puede poseer todo. Tampoco podía intentar comprar su amor, tenía que conformarse con ser su juguete sexual.


Cayeron rendidos, ni sabían cuantas horas llevaban en el delirio del hambre por la piel. 

La joven se levanto dispuesta a vestirse, por suerte se trajo una muda de ropa extra, siendo precavida, un detalle que el adoraba. Termino de ponerse sus prendas y salió de la habitación lista para irse a realizar su trabajo.

El solo se quedo mirando al techo, odiándose por no conquistarla, la amaba, su corazón era presa de sus ojos avellana, pero era un cobarde que con la idea de pensar en ser rechazado, se echaría a llorar. El sexo ya no le abastecía, quería charlar, dormir a su lado y abrazarla mientras le acariciaba su sedoso cabello de fuego, tener hijos y cuidarlos, envejecer y cuidarla hasta que la muerte viniera por uno de ellos.

Era un sueño que nunca se haría realidad.

Asuna dejo en claro desde el principio que lo suyo no involucraría sentimientos.

Detestaba eso, la chica era un amor de persona, tal vez era una fiera bajo las sabanas, pero su naturaleza amable y bondadosa le cautivo al grado de querer rogarle por un poco de amor; degustar sus labios de cereza sin segundas intenciones, encontrarse para mas que revolcarse.

Se permitió llorar y gritar como idiota, bien dicen que si juegas con fuego te puedes quemar. Su corazón no resistiría mas, esta noche se unirían en carne de nuevo y ahora si confesaría sus sentimientos, le entregaría su alma. Se arriesgaría al rechazo, pero ya no callaría.

El dinero no lo compra todo e incluso los que nadan y se pudren en el, sufren y se sienten vacíos por dentro, este era el caso de Kazuto, Asuna no deseaba su fortuna, solo su cuerpo y el la deseaba a ella, a su corazón y toda la atención que pudiera darle. Le valía un reverendo cacahuate si dejaba el dinero de lado, necesitaba a esa temperamental y bipolar mujer en su vida.

Ni doscientos años son suficientes  #KiriAsuWeek2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora