Mentiras Dulces Y Peligrosas

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Día 6: 5 Octubre / AU

Tema: Un circo bajo el ocaso












Nota: No puedo pensar en nada romántico cuando se trata de un circo, me gusta ver su lado siniestro.









El circo es una vil mentira, una ilusión que logra engañar a todo aquel que entre en la carpa de la miseria, pensando que los fenómenos y la magia que ve es un sueño hecho realidad, ¡Ja! Nadie sabe lo que hay detrás. Es una farsa, un engaño, una estafa; payasos ebrios y gordos, desordenes de la naturaleza mendigando por techo y dinero, aunque esa supuesta realidad que pintan, no es nada comparado con la verdad.

No, esa es la punta de Iceberg

En el circo la diversión jamás se ira...


-Kazuto-Kun, apúrate o no habrá pan en la cena.-Dijo una niña que rondaba los doce años, poseedora de unos ojos dorados y un cabello como el ocaso, mientras cargaba leña.

-Da igual, es lo mismo a no comer.-Contesto un azabache de trece que venia cargando con una caja de martillos y estacas.

Su amiga le miro con reproche para luego dejar su carga junto a una gran pila arena y rocas.-No seas así, es mejor que nada.

-Lo dudo.-Respondió el chico alejándose, pues eso debía dejárselo al Hombre Fuerte y al resto de los adultos que pondrían la carpa para la función.


La muchachita recordó como ambos terminaron ahí, si bien la vida en el orfanato era dura, la idea de recorrer el mundo con el circo dejo de parecerla una buena decisión. Extrañaba a su amiga Shino, la pobre lloro cuando partieron, pero no la podían llevar, ella era ciega y necesitaba de cuidados especiales, una familia adinerada estaba a punto de adoptarla, si bien, la castaña dijo que convencería a sus nuevos padres de que la adoptaran a ella y a Kazuto, su amor por el azabache hizo que denegara la oferta, no quería ser hermana de su caballero despistado.

Llego la noche, ya todos se habían preparado par dar función. Kazu ayudaba en el acto del musculoso de la farsa y Asuna limpiaba el área de la "sirena" debido a descuidados que dejaban basura en el lugar.

Al terminar el espectáculo, pudieron descansar en la pequeña tienda que compartían, se abrazaban para mantener el calor, la manta que tenían no servía de mucho y el frío de otoño les congelaba.

-Te prometo que algún día nos iremos de aquí, viviremos en un lugar bonito donde comerás pasteles y leche, vestirás lo mejor, no pasaras hambre.-Prometió acareándole sus cabellos.

-Con estar a tu lado me basta.



Los años fueron pasando, el par de niños se convirtió en adolescentes que se amaban mutuamente aun con los arduos trabajos se daban el tiempo de darse amor entre sabanas. Claro que con el crecimiento de los atributos de Asuna, los hombres se acercaban a ella con malas intenciones y Kazuto le tuvo que rogar al dueño de que le permitiera a su mujer quedarse cerca suyo para ayudarle en sus labores, todo con tal de protegerla. Su deseo de huir lejos con su amada seguía en pie, juntaría el dinero suficiente para llevarla a la libertad, aun si no le daba una vida prometedora, mientras la alejara del infierno le bastaba.



Una noche, cuando casi todos dormían se escucharon gritos desgarradores, la vidente, consultaba a la brujería y en un conflicto con el maestro de ceremonias por haberla regañado al saber tal cosa, las velas de su tienda cayeron, incendiando primero su carpa y luego dando paso a una gran quemazón a una buena parte del campamento, incluyendo donde se hallaba la sirena y para dolor de Kazuto, Asuna seguía con ella. Corrió desesperado buscando a su princesa; la encontró intentando recuperar aire, al menos logro salir a tiempo, la mayoría andaba como loco intentando apagar las llamas, aprovecho la oportunidad para tomar sus pocos ahorros y escapar lejos de ese miserable sitio.



Cansado de tanto correr, decidió descansar. -Ya estamos lejos amor, nadie te desnudara con la mirada otra vez, estas a salvo.

-Kazuto-Kun.-Le abrazo asustada. -¿Y si nos encuentran?

-Tranquila, te voy a cuidar, daré mi vida si es necesario...-Su semblante se volvió serio, llevaba años deseando la llegada de ese momento.- Asuna...

Le miro ya mas calmada.-¿Si?

-Cásate conmigo

Lagrimas salieron de los ojos de ambos, le dijo que si, lanzándose a devorar sus labios, comenzaba su nueva vida, ya nada les impediría estar juntos, a menos que un acosador de sus compañeros les anduviera siguiendo, ya que lo que entra al circo, no puede volver a salir.

El ocaso llegaría y con ello, los prisioneros seguirían con su trabajo.

Ni doscientos años son suficientes  #KiriAsuWeek2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora