Depredador

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Día 6: 5 Octubre / AU

Tema: Hola mi amor, yo soy tu lobo











En caperucita roja, el lobo es la representación del depredador sexual





Admirarla desde las sombras ya no era suficiente, necesitaba verla de cerca, tocarla, sentir el roce de sus pieles, besarla y unirse en cuerpo y alma.

Kirito el lobo, amaba profundamente a esa insignificante humana, era suya aunque esta no lo supiera. Asuna solo era una simple niña cuando puso sus ojos en ella, al principio era mera curiosidad lo que le llevo a observarla de lejos, pero conforme el tiempo paso y la frágil niñita creció dando entrada a la hermosa mujer que veía recogiendo flores, la comenzó a devorar con la mirada, a acecharla como un vil depredador a su presa; se aseguraba de que ningún hombre vulgar osara en ponerle las manos encima a su humana de ojos de sol y que dañara su pureza.

La vio hacerse una corona de flores rojas que iban bien con su cabello, un manto, no, una cascada de atardeceres brillantes y perfumados. Le quedaba de maravilla, hacia juego con su vestido blanco, aunque la de rosas blancas que hizo la vez anterior resaltaba a la perfección con su fino rostro. Pero sin importar que usara, se veía como un ángel puro al que anhelaba proteger con su vida si era necesario, la amaba aun sin haber cruzado palabra, la deseaba como un hombre a una mujer, no solo por su belleza, si no por el amable corazón que mostraba cada día. Deseaba ser normal para poder estar a su lado y conquistarla, evitando que las moscas que le rondaban tomaran lo que es suyo. Odiaba ver la popularidad de Asuna sobre el genero masculino, le irritaba ver tanto macho babeando por ella y no poder ir a romperles la caras a esos bastardos que profanaban con el pensamiento la imagen de su ángel. Tales acciones si estuviera cerca no las permitiría, pero el era un monstruo que debía ocultarse entre sombras. Detestaba admitir que ser el dueño del corazón de su amada era algo que se limitaba a sus sueños más hermosos.

Su diosa termino de recolectar sus flores y se marcho retomando el camino a su pueblo, se aseguro de que llegase bien y sin problemas, la miro hasta perderla de vista, pues si entraba a ese lugar, era lobo muerto.

Suspiro triste, tendría que esperar para verla de nuevo, ya había ido en su forma de lobo a su hogar, pero casi lo cazan y si moría, quería que fuera en los brazos de ella, no a mano de los estúpidos cazadores.

Si caía, que lo último que sus ojos vean sea a su amada sonriéndole con amor

¿Porqué no podemos permanecer juntos?

¿Porqué no puedes ser mía?

El mundo esta en contra de mis sentimientos

Pero

Te amo, te deseo con toda mi alma

Mi amor, dime ¿Qué hago para que me notes y me des una oportunidad?

¡Al carajo las diferencias, te adoro!

¿Tu, me adoras también?



~*~



Ya no aguantaba más, su madre le enloquecía, un día de su cabello naranja saldrían canas verdes por tanto coraje. Sufría cada vez que le pedían alejarse del bosque y que se pusiera a buscar marido, su hermano y su padre hicieron hasta lo imposible por convencer a progenitora de dejarla en paz, pero no dio resultado.

"Necesito despejar mi mente, debo volver allá"




En cuanto entro a su lugar favorito, decidió salirse del sendero, no quería que la encontraran, seria avivar el pleito y decir cosas de las que luego se podía arrepentir. Se adentro tanto en el bosque que se perdió, para su fortuna, su admirador cuidaba de ella, preocupado por las lagrimas que caían de su bella cara, el aroma a sal de estas le causaba repulsión, se aguantaba para no bajar la guardia y que algo atacara a su tesoro. La pelirroja se tumbo frente a un árbol, abrazándose a si misma y maldiciendo su condición de mujer. No iba a ser una esposa, no se entregaría a nadie sin amor, ella ya amaba y para su pesar, no tenia ni la menor idea de quien se trataba. Lo que sabia era que la observaba desde hace años, unos ojos de mirada intensa que jamás ha visto pero que le hacían sentir segura en todas sus visitas al boscoso sitio, pero si no le conocía nada pasaría para que su madre desistiera.

Kirito, ya no aguantaba verla en ese estado, su reina indefensa y llorosa, ahora era el momento en que se armaría de valor para consolarla y confesar lo que su pecho ha guardado por tantos años.

Se transformo y lentamente se fue acercando, Asuna sintió su presencia, reconoció la intensidad de esa mirada, alzo la vista admirando la belleza de ese muchacho de ropajes negros y facciones sensuales, se echo a sus brazos, Kirito confundido pero feliz la abrazo protectoramente, intentando transmitirle la paz perturbada.

El momento de hablarle llego. -Hola mi amor, yo soy tu lobo.

-Lo sé, no se que seas con exactitud, pero esa mirada, aun sin saber como son tus ojos, me has cuidado y enamorado a pesar de  verte por primera vez, eres más hermoso de lo que imagine.

Pobre lobito, se coloreo ante tales palabras. -Soy un lobo, una criatura sobrenatural que te ama desde tu infancia.

-Y yo te amo a ti, deseo ser tuya, envejecer a tu lado.


Carnívora y llena de deseo es la manera indicada para describir como le miro al decir aquello, cargo en sus brazos a su protegida, llevándose lejos a su doncella de todo aquel que la pudiera seguir.

La deposito sobre la hierva y beso sus labios hambriento mientras retiraba con rapidez su vestido, disfrutando de su desnudes a la luz de la fiel luna. Su piel suave enloquecía sus sentidos, oírla gemir ante sus caricias y su aroma. La razón se esfumo, solo existía la lujuria mezclada con amor, no era sexo, era la unión de dos almas, un par de amantes destinados a estar juntos.

Ni doscientos años son suficientes  #KiriAsuWeek2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora