-¿Y pedirle que se casara contigo era parte de esa cura o para entonces ya te considerabas curado? Estoy un poco confusa. ¿Éste es uno de esos programas que constan de doce pasos?
-¿Te sienta bien ser tan sarcástica y despiadada?
-No especialmente - Mónica sintió el impulso de golpear la cabeza de Risto contra la pared color canela-. ¿Le pediste que se casara contigo sabiendo que sentías esto? ¿Sabiendo que te atraían los hombres?
Risto se ruborizó.
-Pero también me atrae ella. Pensé que, si me metía a fondo en la relación, esto otro desaparecería -se levantó. Se metió las manos en los bolsillos y empezó a pasear por la estancia.
-¿Pero no desapareció y engañaste a Vanesa?
Risto enderezó los hombros a la defensiva.
-Sólo una vez. Anoche. ¿Conoces a Pablo Motos, el pintor de acrílicos que expone ahora? Lo había sorprendido un par de veces mirándome. Anoche nos quedamos trabajando hasta tarde, nos bebimos una botella de vino y una cosa llevó a otra.
A lo mejor todo aquello era sólo un gran error que Risto exageraba debido a la culpabilidad. Después de todo, tenía tendencia al melodrama y Mónica sabía muy bien que los remordimientos pueden distorsionar hasta la imagen más clara.
-¿Bebieron mucho? ¿Estaban borrachos? - preguntó.
Risto negó con la cabeza.
-No. Eso sería una excusa fácil. No estaba borracho, sentía curiosidad. Pensé que lo probaría y así lo sabría de cierto -se pasó una mano por la frente-. Me gustó. Siento algo por Pablo.
Mónica reprimió una mueca de disgusto. Aquello no tenía por qué ser distinto a oír a Risto hablar de una mujer. Pero lo era. Muy diferente. Levantó una mano.
-No necesito detalles.
-No pensaba dártelos. Sólo quería clarificar ese punto -repuso Risto-. Tengo que decírselo a Vane. Merece saberlo.
-Por supuesto que sí -de pronto pensó en los riesgos asociados con la homosexualidad-. Espero que hayan usado preservativo.
-Claro que sí -Risto se dejó caer en una silla y apoyó la cabeza en el respaldo-. Pero necesito decírselo. Si seguimos juntos, tiene que estar informada antes de tomar una decisión.
-¿Te gusta el sexo con Pablo pero te vas a acostar con Vanesa? -preguntó Mónica.
Risto arrugó una hoja de papel entre los dedos.
-La quiero. ¿Cómo no voy a quererla? Es sexy, lista, cariñosa y generosa. Pero no se puede decir que encendamos fuegos artificiales en la cama. Ella me atrae, pero con ella no es tan excitante como con Pablo.
Mónica no quería oír tantos detalles y el modo en que jugaba Risto con la hoja de papel empezaba a ponerla nerviosa.
-¿Quieres hacer el favor de dejar el papelito? -Risto le lanzó una mirada, pero dejó el papel en la mesa-. ¿Entonces no quieres romper el compromiso? -preguntó.
-No lo sé. Es una mujer maravillosa. Necesito tiempo para pensar. Supongo que lo de romper el compromiso o no dependerá de ella -Risto se pasó una mano por la parte de atrás de la cabeza- será una conversación muy difícil. Ven conmigo a decírselo.
-No.
Aquello era algo entre su amigo y Vanesa. Mónica la deseaba, pero no quería conquistarla porque tuviera el corazón roto o se sintiera despreciada. Sin embargo, si todo iba como imaginaba, ella quedaría libre.
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Sucederá
FanfictionUna adaptación de la historia "Una noche tentadora" adaptada a nuestras queridas Vanica.