Tiny, Enrico y Bob.

1.1K 47 6
                                    

-Tengo muchas. Me gustan las velas.

-¿Tienes también una radio con pilas para que podamos enteramos de lo que pasa ahí fuera? - preguntó. Definitivamente, había llegado el momento de volver al mundo real. Necesitaba estímulos externos para no embarcarse en otra fantasía sobre ellas dos.

-Mi radio portátil lleva pilas -contestó ella.

Levantó la radio de la mesilla y la encendió. No sucedió nada.

-Las pilas deben de estar agotadas -dijo Monica.

Vanesa arrugó el ceño un momento.

-Ya sé -dijo.

Buscó en el cajón de la mesilla y sacó... el vibrador más grande que Mónica había visto nunca.

-Mónica, te presento a Tiny. Ella desenroscó la parte inferior, sacó dos pilas y volvió a colocar la tapa. Guardó el vibrador en el cajón y sacó otro más pequeño, con un tubo más estrecho en la punta.

-Éstos son Enrico y Bob -agitó el juguete en dirección a ella.

-Hum.

Mónica tuvo que recordarse que debía respirar... pero no con mucho ruido. Aquello no iba nada bien. Debería haberla abandonado y haber salido de allí cuando tenía ocasión. Si antes pensaba que estaba caliente, ahora ardía de arriba abajo.

-Supongo que ya tenemos pilas suficientes -musitó.

Ella sacó dos pilas más y las echó sobre la cama con las otras.

-Ya está. Cuatro pilas. Y te prometo que funcionan todas. ¿Por qué no se las pones a la radio?

Tal vez se hubiera pasado un poco al presentarle a los vibradores por su nombre, pero lo había hecho, en parte por nerviosismo, y en parte por la desaprobación que notaba en el tono cortante de ella. Según Risto, la altanería de Mónica se debía a que era de Elche de primera generación. Su padre, había sido trasladado a Madrid como conservador de un museo antes de que naciera Mónica. A ella no le importaba a que se debiera, pero estaba harta de su actitud altiva. Y, si había de ser sincera, tampoco le gustaba que la afectara tanto. Cuando estaba con ella no podía pensar en nada que no fuera sexo. Había estado a punto de hacer el ridículo cuando le había puesto las manos en los hombros y después, cuando le tocó el pecho, le faltó poco para suplicarle que le hiciera el amor ahí mismo, contra la pared del pasillo. Mónica hacía aflorar en ella una sensualidad que no había conocido nunca y cuya intensidad a veces la asustaba.

Mónica puso las pilas a la radio en silencio. Sus manos no parecían muy firmes. A lo mejor aquella proximidad también la afectaba.

La radio cobró vida...

-... y parece que el apagón se debe al aumento de la demanda debido al uso mayoritario del aire acondicionado con este calor. Por desgracia, ha fallado la electricidad en todo el estado y las autoridades no están seguras de cuándo volverá la luz. Parece que va a ser una noche caliente, así que quédense donde están y no se muevan. Debido al apagón, vamos a abrir las líneas para peticiones y dedicatorias que tengan que ver con el verano y el calor. Y supongo que dentro de nueve meses habrá muchos recién nacidos. Eh, de alguna forma hay que pasar el tiempo. Vamos a empezar con un clásico. Ama a aquel con quien estás.

Vanesa extendió la mano y apagó la radio.

¿Atrapada toda la noche con Mónica en su apartamento? Intentó reprimir el pánico. Señales de peligro explotaron en su cerebro. Mónica, ella, la luz de las velas... y ya tenía la sensación de que la temperatura en su apartamento había subido varios grados.

SucederáDonde viven las historias. Descúbrelo ahora