-¿Quieres lanzarme esa camiseta?
Ella suspiró audiblemente.
-Si no hay más remedio... pero no te sientas obligada a vestirte por mi causa.
Se la lanzó y ella la atrapó con una mano.
-¿Estás coqueteando conmigo? -preguntó.
-Sí. Descaradamente.
-¿Y crees que es buena idea?
-No. Creo que seguramente sea muy mala idea, pero me gusta. ¿Y a ti?
-¿Si me gusta o si me parece buena idea?
-Las dos cosas.
-Me gusta y sé que es mala idea -se puso la camiseta y escondió su torso.
¡Aguafiestas!
Pero no importaba, ya que Vanesa pensaba volver a quitársela muy pronto.
El dormitorio resultaba muy íntimo a la luz de las velas, sobre todo sabiendo que ella estaba a punto de desnudarse.
-Espera un momento, no te muevas. Vuelvo enseguida.
Corrió a la sala y regresó inmediatamente con la cámara.
-Quiero captar el momento, la preparación, no sólo el producto final -dijo.
Cuando hacía fotos, se volvía una con la cámara. Detrás de la lente podía ser ella misma.
-¿Quieres fotografiarme cambiándome de ropa?
-No, pero sí preparándote para hacerlo. Además, así te vas acostumbrando a la cámara. Sólo tienes que olvidar que estoy aquí.
Vanesa la miró a los ojos, con una mirada encendida que la reconocía como la mujer a la que había besado antes.
-Eso no puedo hacerlo -musitó.
-¿Y puedes olvidar que la cámara está aquí? -ella estaba orgullosa de la firmeza de su tono, ya que se sentía muy poco firme.
-Creo que sí.
Mónica hizo un par de fotos para que ella se fuera acostumbrando. Vanesa sonrió nerviosa.
-Relájate -le aconsejó ella. Si conseguía que siguiera hablando, se relajaría también-. ¿Te has recogido el pelo porque así resulta más fresco?
-Sí, pero ahora hace tanto calor que no creo que haya ninguna diferencia.
Se volvió, se soltó el pasador y el pelo cayó sobre los hombros en una cascada. Mónica hizo una foto y ella sacudió la cabeza y metió los dedos en el pelo. La miró a través del espejo con una mezcla de anhelo e incertidumbre y a ella se le aceleró el corazón. ¿Había algo más íntimo y encantador que una mujer soltándose el pelo?
-¿Mejor? -preguntó ella.
Otra foto.
-Perfecto. Sigue con lo que haces.
Ella levantó los brazos y metió las manos debajo del pelo.
-Precioso. Así se definen muy bien el cuello, los hombros y los brazos. Un estudio de la perfección. Una obra de arte.
-No hace falta que digas esas cosas.
-Lo sé, pero son verdad -y sería mucho mejor sin la interferencia de las líneas del top-. Sigue de espaldas a mí y quítate el top -dijo, pensando sólo en la mejor foto.
-¿Así es como consigues que se desnuden las mujeres? ¿Con unos cuantos cumplidos? - ella la miró riendo por encima del hombro.
-Me has cachado -repuso ella con otra risita-. No quiero fotos eróticas, sólo captar la línea de tu espalda sin el top. Apártate del espejo, sigue de espaldas a mí, quítate el top y levántate el pelo como ahora. Un momento. Ahí. Quédate ahí -la apartó del espejo y la colocó delante del candelabro alto de tres brazos, de modo que la luz le diera en la espalda-. Sólo un poco más a la derecha.
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Sucederá
FanfictionUna adaptación de la historia "Una noche tentadora" adaptada a nuestras queridas Vanica.