𝗩𝗜𝗢𝗟𝗘𝗡𝗧𝗢𝗠𝗘𝗧𝗥𝗢 RUSCHINA

24

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Nivel 24
❝Amenazar de Muerte❞

¡ADVERTENCIA!

Desde acá los capítulos empiezan a ser más fuertes y descriptivos. Si eres sencible a esas cosas, te recomiendo dejar de leerlo.

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El ruso abrió sus ojos lentamente.

No lograba entender mucho, su vista estaba algo nublada. Al lograr enfocar su vista, notó que el techo era blanco, que había luz, que se sentía un leve aire fresco. Curvó sus cejas confundido, ¿Por qué era blanco? ¿Acaso se estaba muriendo?

Se removió para así acomodarse, notando al instante que estaba acostado en la cama, en SU gran cama matrimonial. Se impactó aún más ante eso, abriendo sus ojos en grande. Había un peso sobre él. Logro divisar, sobre su pecho, durmiendo tranquilamente, a su amado novio. Con su largo cabello suelto, respiración relajada, sonrisa en el rostro.

Rusia recostó su cabeza en la esponjosa almohada, meditando sobre eso. ¿Entonces todo había sido un sueño? ¿Soñó que soñaba que todo estaba bien?

El día se veía muy hermoso, incluso caluroso. Las aves cantaban en el árbol que estaba al lado de su ventana, los rayos del sol iluminaban su cuerpo sin dañarlo por el calor o la luz. Una leve brisa de aire entraba por debajo de la puerta, era sin dudas un día para salir a pasear y disfrutar en conjunto con alguien.

China comenzó a moverse en su pecho. Estaba despertando, con suma tranquilidad. Se sentó lentamente sobre su regazo, estirandose hacia arriba, soltando un prolongado bostezo. Rusia lo miraba aún sin entender nada.

──Buenos días, mi amor.──dijo el chino con su voz adormilada, prolongando una pequeña sonrisa. Se acercó al rostro del eslavo, depositando un pequeño beso en sus labios, seguido de otro, y otro, y otro. Soltó una pequeña risa.

──Ch-China... ¿Q-qué hago aquí? ¿P-por qué me sacaste del sótano?──preguntó el tricolor con duda y terror, temblando levemente. ¿Y si no había sido un sueño? China lo miró al rostro, con expresión confundida.──¿Sótano? ¿Sacarte de un sótano? Nisiquiera tenemos sótano, Russha.──ladeó su cabeza. Le sonrió pequeño.──Ay, Russha, tuviste una pesadilla!

Rió acariciando su rostro contra la mejilla del más alto, así relajandolo.──No te preocupes, mi amor. Sólo fue un mal sueño.

Un mal sueño.

Rusia sonrió en grande al escuchar eso, abrazando al chino con fuerza. Eso significaba que, ¡Todo era mentira! Los golpes, las patadas, las mentiras y el engaño... El sótano... ¡Todo era falso, eran realmente una pareja feliz!

──... China──Rusia los volteó para así quedar arriba del asiático, atacandolo en besos. China reía ante los besos que le daba el más alto; sus labios, mejillas, todo su rostro estaba siendo besado y acariciado.──Rusia~! Me haces cosquillas~!──reía moviendo sus piernas por un instinto. Rusia se apartó de su rostro, observándolo.

Ahí estaba su China, aquel que tiene una sonrisa hermosa, un brillo especial en sus ojos. Aquel que lo ama, que lo hace sentir bien, que le hace cariños y lo relaja cuando tiene malos sueños.

Al fin había despertado de esa horrible pesadilla.

──Ay Russha, mira la hora que es, nos despertamos muy tarde. Iré a cocinar, ¿Si?──Rusia asintió con una sonrisa, recibiendo un beso en su frente. China se levantó de la cama, dirigiéndose al baño de la habitación. Al salir ya se estaba terminando de arreglar, estaba acabando de hacerse un rodete en el cabello. Se volteó y sonrió al ruso, preguntándole qué le pasa, puesto que lo estaba mirando con una sonrisa tonta.──No, nada... Es que te amo mucho, es todo──China rió dándose un beso en la palma de la mano y luego soplando en dirección al euroasiático, dándole a entender que le estaba enviando un beso.