25

2.6K 204 57
                                    

╔═══ ≪ °❈° ≫ ═══╗
 
Nivel 25
❝Forzar a una Relación Sexual❞

╚═══ ≪ °❈° ≫ ═══╝

Rusia continuaba shockeado desde ese evento.

Pasaron los días, no podía quitarse la desgarradora imagen de su mente. Veía en sus pesadillas al alemán gritando del dolor, la sangre excurriendose por todo su cuerpo, su hígado y otros explotando dentro de él y cayendo así al suelo.

Su vista siempre estaba perdida, aterrada. China le acariciaba la espalda, no podía dejar de pensar en que con esas manos desgarró el cuerpo de una persona que tanto amaba.

No podía vivir tranquilo.

Aún sentía en sus manos aquel líquido escurridizo, caliente, sus intestinos haciendo ruidos asquerosos, repugnantes y aberrantes.

──Mi amor~──China besaba ahora el rostro de su novio. Estaba sentado sobre él en la cama, tomando su rostro entre sus manos para así besarlo con más comodidad. Rusia no respondía nada, no tenía fuerzas para aquello.

Quería apartarlo de él, le daba mucho asco.

Poco a poco los besos del asiático se fueron intensificando, hasta convertirse en chupones y lamidas que dejaban leves marcas. Rusia notó sus intenciones al instante, por lo cual lo detuvo. China lo miró con una vista torva.──Qué.──pronunció seriamente.

El ruso tragó saliva en seco.

──N-no quiero hacerlo.──contestó intentando lucir firme, más no pudo lograrlo.──¿Y por qué no? Soy tu novio, los novios hacen eso.──el de tez roja fue metiendo su mano debajo de la camisa del más alto, acariciando así su abdomen ya no tan marcado por las malas condiciones en las que estuvo por varias semanas.──¿Acaso quieres acabar como Alemania?

Rusia se removía debajo del de ojos rasgados, no tenía demasiadas fuerzas, pero lo que menos tenía era valentía. Temía por lo que el chino pudiera hacerle, no quería volver al sótano, estar entre las ratas, volver a divisar el cuerpo destrozado de Alemania.

Decidió unirse a la corriente.

China comenzó a desnudarlo, hasta que sintió el frío recorrer cada parte de su cuerpo. Bajó en un camino de besos desde su clavícula hasta su pelvis, en donde se detuvo haciendo um notorio chupón. Tomó el grueso falo entre su pequeña y delicada mano, masturbandolo con lentitud.

A continuación, dio una larga lamida por todo su miembro, hasta meter el glande en su boca. Subía, bajaba, acariciaba, llenaba de saliva cada parte del ruso. Rusia se limitaba a soltar suaves jadeos, la lengua del chino se sentía bien, sin embargo, de sólo saber que es él y recordar todo lo que le hizo...

Ya no se siente tan satisfactorio.

En unos pocos minutos más, las lamidas aumentaban de velocidad. China acomodaba unos mechones de cabello que caían en su rostro y lo fastidiaban. El sonido de su boca y la saliva era obsceno, no entraba todo el miembro en su boca, así que lo metía hasta la mitad y masturbaba el resto.

Rusia sentía el orgasmo cerca, pero no podía evitar el hecho de seguir pensando en el alemán. Él pudo evitar eso, era todo su culpa, Alemania estaba muerto por su culpa. Mientras aquél joven estana descuartizado en el sótano, él soltaba jadeos y cerraba sus ojos, gimiendo cada vez más alto al sentir una corriente eléctrica recorriendo su cuerpo.

China potenció sus lamidas, hasta que el líquido espeso comenzó a salir del miembro del más alto. Llenaba toda su cavidad bucal, se escurría por la comisura de sus labios, se juntaba con su saliva y manchaba las sábanas.

Se separó lentamente, tragando parte del líquido de igual forma. Rusia soltó un jadeo prolongado, cerrando sus ojos. Quería ignorar lo que acababa de pasar, o por lo menos imaginar que China era otra persona. Sí, quizás eso ayudaría, imaginarse que es alguien más. ¿Estados Unidos? Oh, no, él siempre fue un amigo, nunca lo vería de otra forma. ¿Alemania? De sólo pensar en él le daban ganas de vomitar.

No tenía a nadie más, estaba sólo.

Abrió sus ojos al sentir una presencia sobre su rostro. Ahí estaba el asiático, mirandolo con una pequeña sonrisa. El más bajo los unió en un beso, al inicio parecía ser lento y normal, pero sentía algo extraño entre sus lenguas. Era su semen. China no había tragado todo su líquido, había guardado un poco en su boca para así juguetear con el ruso.

Se sentía asqueroso.

𝗩𝗜𝗢𝗟𝗘𝗡𝗧𝗢𝗠𝗘𝗧𝗥𝗢 RUSCHINADonde viven las historias. Descúbrelo ahora