Parte 12

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El detective se encerró en su propio mundo, en su vida y en sus cosas, cada mañana le enviaba un mensaje al conserje para no dejar entrar a nadie y asegurarle que estaba bien, le enviaba otro a Thabata para disculparse por su inasistencia, afirmando que su trabajo no le daba tiempo para ir a verlas y evitó contestar toda llamada, incluso de Fowler, Hank o Chloe, se sumergió en aquella depresión que años atrás lo había incitado al suicidio, dejó sus medicamentos de lado sin miedo a cerrar los ojos y no despertar y simplemente alimento a sus gatos quienes como buenos felinos, eran completamente indiferentes hasta que querían una caricia.

Tras dos largas semanas el detective comenzó a notar que su despensa comenzaba a vaciarse y tras una noche de haber bebido todo lo que pudiera tener alcohol y tener una jaqueca que atravesaba su frente entre los ojos, decidió levantarse para comprar algunas cosas, tomó una ducha fría para despertar su cuerpo y sin ningún interés de socializar, salió de su departamento bajando por el ascensor.

-¡Gavin! –Exclamó Tina al verlo salir del ascensor, estaba frente al conserje intentando convencerlo de dejarla pasar, corrió hacia el detective quien retrocedió para intentar volver a su departamento, pero la oficial fue mucho más rápida, logrando poner su mano en las puertas antes que cerraran- ¿Qué te pasó? –Preguntó en una exclamación.

-Estoy ocupado Tina ¿Podrías...?

-Grita todo lo que quieras, pero no me sacarás de aquí –Regañó volteando un momento hacia el conserje quien se acercaba- Y no se le ocurra detenerme, soy oficial de policía –Regañó volviendo a ver a Gavin, quien desviaba su mirada hacia un lado.

-Voy a comprar ahora...

-Entonces te acompaño, porque tenemos que hablar. No sabes lo que pasó y... -La chica suspiró y se tomó del brazo de Gavin para caminar a su lado.

Tina no preguntó nada mientras acompañaba al detective a hacer las compras, sólo se centró en lo demacrado que se veía, en su piel extremadamente pálida, las grandes ojeras, el olor a alcohol y todo el peso que había bajado en sólo dos semanas haciéndolo ver irreconocible.

-¿Fue por lo que sucedió con Connor? –Preguntó la chica una vez entró al departamento de Gavin con algunas bolsas en sus manos, pero se detuvo de golpe llevando una mano a su boca y nariz al sentir el horrible hedor que emanaba de todos lados.

Había una ruma de platos sucios y ropa tirada por ahí, los ceniceros estaban llenos de colillas de cigarros y los areneros parecían no haberse tocado en semanas.

-¿Qué pasó Gavin? –Preguntó nuevamente intentando soportar el olor, por lo que fue hacia una mesa dejando las cosas ahí y abriendo los ventanales para dejar entrar el aire notando la pistola del detective sobre un mueble y aunque podría asumir que era un descuido dejarla ahí, supo que no lo era, el arma estaba cargada y lista para disparar- Gavin.

-No es nada Tina –Respondió con voz áspera y tosió mientras cubría su boca.

-Cuando me llamaste fui a preguntarle a Fowler qué sucedía y me dijo que actuabas raro, entonces entró Connor enfurecido exigiendo tomar tu caso. Gavin, lo hubieras visto, era... era otra persona –Dijo impresionándose de sus propias palabras.

-Tina, no me interesa nada sobre Connor o lo que pudo pasar en el departamento de policías, yo... No creo que vuelva.

-¿Qué? –Preguntó volteando hacia él- ¿Por qué?

Gavin se quebró sin quererlo, desvió su mirada mientras sus ojos se humedecían y sus mejillas se volvían rojas por el esfuerzo.

-Tina, tengo cáncer...

La chica lo observó en silencio, se acercó a él y le tomó una mano cuidadosamente viéndolo a los ojos, frunció el ceño sin decir nada por un momento, buscando cada palabra, cada respuesta en su mente sin poder llegar a una conclusión favorable.

Te extrañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora