Ha terminado su turno, va al vestuario y toma su bolso, se da la vuelta y estalla asustada. Su jefe la mira desde la puerta.
-¿Algo pasó?
-¿Eres la mujer de Lyanno?
-No.-responde ella con una tranquila sonrisa.
- ¡No me mientas! ¿Por qué trabajás? Se le permite vivir la vida de la reina Isabel.
-Yo no soy y no seré nunca una chapi -dice Mariah firmemente.
-Ah, ya entiendo. Una feminista, la nueva moda. Sin embargo, tu llegada me trae bien, no quiere mi dinero.
Está un poco confundida, sale de vestuario y se dirige a su casa que está a menos de 15 minutos. Mientras camina, un automóvil se le acerca y comienza a andar al mismo ritmo que ella. Ella lo ignora, pero la ventana se baja y la voz de Lyanno la detiene.
-Mami, ¿necesitas que te lleve?
-Me gusta caminar.
-Pasa.-dice abriendo la puerta del auto
Mariah lo piensa un momento y luego entra. Lyanno hace señas y proceden, Mariah se pregunta si por casualidad sabía dónde vive, pero no abre la boca para ver qué pasaría.
Lyanno revisa sus bolsillos y lanza una maldición.
-¿Qué pasa?
-Olvidé mi celular en casa.-suspiros
-¿Necesitas hacer una llamada urgente?
-En realidad no, no importa.
- ¿A dónde vamos? - le pregunta después de unos minutos de silencio.
-En su casa.
-¿Sabe dónde vivo?
-Sé donde vive mucha gente, cariño.
Unos minutos después, el coche se detiene frente al edificio donde vive. Mariah ni siquiera investiga cómo él sabe dónde vive y solo sonríe y luego se baja, pero él la detiene del brazo y la atrae hacia él para besarla. No es un beso dulce de despedida, sino uno lleno de pasión que dura unos minutos.
-Nos vemos más tarde.
-¿Luego?
- Espérame con algo sexy.
Él la deja ir y ella sale del auto cerrando la puerta suavemente y se dirige hacia la puerta donde encuentra a Daniela mirándola de manera rara.
- ¿Y ese auto? - pregunta
-Un ascensor.
-¿Quién está en?
-¿A quién le importa?-se encoge de hombros, saca las llaves de su bolso y abre la puerta.
-Amiga mía, no juegues con fuego.
-Sabes que me gusta el fuego.