25. Familia

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─Juro que te mataré algún día.

Iwaizumi se contuvo las ganas de patear el trasero de Oikawa, que sostenía una niña de no más de cuatro años en brazos con una sonrisa. Acababa de adoptarla, bueno, se lo ocultó a su pareja durante todo el periodo de adaptación y papeleo.

─¿No es hermosa? Se llama [Nombre].

Su ceño fruncido se relajó al ver como la pequeña se escondía un poco al notar la presencia de un extraño, sí, era adorable, pero aun seguía queriendo patear a su novio. Ya no podía simplemente devolverla y decir; "lo siento mi pareja la adoptó sin consultarme y no la quiero", ahora tenía que cuidar de ella, sin saber si realmente estaba listo para esa temida paternidad. Suspiró rendido, no había otra que seguir con esto.

Tan solo habían pasado un par de meses, Oikawa estaba llorando en una esquina con un crucifijo en la mano y agua bendita en la otra, mirando a su hija que se reía de él de manera inocente pero con cierta maldad.

─¡Ewers un miehwsa!

─¡No! ¡No! No puedes decirle eso a tu mami.

Iwaizumi disfrutó de la escena, era una pequeña venganza por no consultarle la adopción, no se arrepentía de haberse encariñado con su -ahora- hija, pero disfrutaba ver a Tooru sufrir un poco.

─Está bien [Nombre], lo has hecho bien.

Sonrió hacia su padre, que la cargó para revolver su pelo, ambos vieron como el otro chico hacía un puchero y se cruzaba de brazos.

─No es justo, ella debía pasar más tiempo conmigo.

─No puedes, necesitas entrenar.

─¡Pero no es justo!

Iwaizumi se encogió de hombros, la pequeña al ver la cara de su madre alzó los brazos para ir junto a él, los ojos del colocador brillaron al ver a la pequeña y la agarró repartiendo besitos por toda la cara.

─¡Quiero mami!

Besó la nariz del hombre, provocando que la estrujaran más contra su cuerpo, mientras que Hajime sonreía ante la escena, enternecido por lo adorable que eran su hija y pareja. Seguidamente sacó su teléfono para tomar una foto, justo cuando Oikawa la levantó por las axilas y ella levantó sus bracitos, empezó a pensar que su novio tenía un sensor para saber cuando le iban a sacar fotos.

─Iwa-chan pásamela, la pondré de fondo de pantalla.

Después de enviarle lo pedido, los tres se recostaron en el sofá mientras el programa favorito de dibujos de [Nombre] estaba puesto, ella se encontraba entre ambos machos, que a su vez estaban abrazados.

El timbre de la puerta sonó, la niña saltó del sofá con una sonrisa en la cara, ya sabía quienes eran y había estado esperando días para poder ver a todos sus tíos. Sus pequeñas piernas se tambalearon hasta la entrada, rápidamente alcanzada por Iwaizumi que la cargó para abrir.

─¡Tío mastzun!

Matsukawa hizo media sonrisa al escuchar la mala pronunciación de su nombre, saludando a sus ex-compañeros de equipo, adentrándose a la casa junto con el resto del equipo. [Nombre] fue cargada por él mientras recibía caricias en la espalda.

─Oye Mattsun, no es justo que la robes para ti.

Hanamaki se acercó a su amigo, entrecerrando los ojos de manera acusadora, pero suavizando su mirada al ver a su sobrina. Palmeó su cabeza como saludo provocando que esta inflara sus mejillas, ya que no la gustaba que la despeinaran.

Yahaba, Kentaro y Watari se acomodaron en la mesa de la sala, Kunimi y Kindaichi pasaron a saludar a [Nombre] antes de sentarse. Fue una reunión de antiguos compañeros de club. Todos charlaban sobre las tonterías que pasaban en el club, o recuerdos que tuvieron en el campeonato mientras que la única chica jugaba con sus peluches, un poco aburrida porque nadie la hacía compañía, las charlas de adultos eran aburridas.

Se cruzó de brazos frunciendo el ceño e inflando sus mejillas, intentando imitar la expresión mortal de Kentaro, sin darse cuenta de que estaba mirando directamente a Kindaichi, que al notar la mirada sobre él se dio cuenta de que ella no estaba muy feliz. Él se escapó de la conversación, sabiendo que la niña estaba aburrida jugando sola, así que tuvo que hacer de hada madrina y duende durante toda la mañana hasta que llegó la hora de comer.

Iwaizumi se encargó de preparar la comida con ayuda de Watari, ya que si alguno de los demás llegaba a tocar una sartén puede que incendiasen la casa. Kindaichi, Yahaba y Kunimi se organizaron para poner los cubiertos, platos, vasos y demás utensilios, -Oikawa fue a molestar a la cocina para escaquearse- mientras Kentaro estaba en el sofá teniendo una competición de miradas con [Nombre].

Ambos se miraban fijamente con el ceño fruncido, perro loco estaba enseñando a la niña a defenderse por si alguien la decía algo malo, al fin y al cabo pronto empezaría sus clases y no iba a permitir que nadie se metiera con ella saliendo ileso. Entonces llegó Oikawa quejándose de que lo habían golpeado por casi derramar aceite ardiendo, sintió un escalofrió al ver a su hija junto con Kentaro, aún tenía recuerdos muy recientes del chico intentando morderlo por sus comentarios.

Recogió lentamente a [Nombre] apartándola y dejándola en la mesa, colocando un pañuelo sobre su ropa para que no se manchara. El teñido admiró a su antiguo capitán con enfado por sus acciones, aún después de años no terminaba de gustarle, tan solo admiraba a Iwaizumi. Y a yahaba. Hablando de este, quiso sentarse cerca de la chica para poder alimentarla, si le preguntaran hace unos años negaría todo tipo de interacciones con niños, pero aquella pequeña le superaba, fue el que más se ofreció a cuidar de ella cuando sus padres estaban demasiado exhaustos trabajando.

─Abre la boca que viene el tren.

Todos degustaron la comida hasta quedar llenos, mirándose entre sí de manera amenazante, sabían lo que venía después de la comida. La siesta. Ahí estaba el problema, solo uno de ellos tendría el privilegio de dormir con [Nombre]. Aunque trataran de persuadirla con juguetes o comprando dulces ella siempre elegía a alguien al azar, pero todos ya se temían con quién iba a dormir, era la vieja confiable, Kunimi. La chica adoraba dormir junto al perezoso hombre, era todo un experto en siestas.

─¿Por qué siempre elige a Kunimi? ¡Es mi hija!

Oikawa lloriqueó, cerrando la puerta donde ambos descansaban, regresando al comedor y abrazando a su pareja en busca de consuelo.

─Cállate basura, si ella lo quiere, ella lo tiene.

Iwaizumi lo empujó al sofá, suspirando por las continuas quejas de su novio mientras los demás sudaban ante la escena. [Nombre] se acurrucó más en sus mantas, descansando sobre el pecho del hombre, sonriendo mientras pensaba inconscientemente en su familia. Su peculiar y gran familia.

𝗜𝗱𝗶𝗼𝘁𝘀┃Aoba JōsaiWhere stories live. Discover now