74.Keeping Up With The Donatelli.

408 59 449
                                    

—Vamos, cuenta.  

—Lo que pasa en un club gay, se queda en el club gay, Logan.

—Merezco saber si me engañaste con Venus esa noche.

—Creeme, sabes lo justo y necesario.

Entramos al ascensor y Logan presionó el botón del último piso. No, no estamos en nuestro edificio. Nos encontramos en la residencia de Luigi porque me llamó temprano en una alerta roja, lo amenacé con dejarlo calvo si era una ridiculez de su vida amorosa.

—¿Qué habrá pasado para que nos cite tan temprano?—se mete las manos en los bolsillos, mirando el techo.

—Algo estúpido posiblemente.

—Oh, vamos, dale un poco de crédito.—Logan no me deja insultar a mi hermano tranquila.—Quizas si sea importante.

Llevo 22 años conociendolo, eso no pasa.

El ascensor nos dejó justamente en la puerta de Luigi. Ni tuvimos que tocar el timbre porque el loco aquel nos abrió todo despeinado y con una cara de pánico como si hubiera visto al abuelo desnudo.

—¡Llegan tarde!—nos jaló del brazo para terminar de pasar.

—Calmate, vale.—me crucé de brazos.—Compramos unas cositas antes de venir.

—¡Les dije estrictamente que vinieran directo para acá!

—Tranquilo, Luigi. Ya estamos aquí.—Loggie quiso suavizar la situación.—Cuentanos, sin gritar ni escupir, ¿Cuál es la emergencia?

Nos señala las escaleras que conducen a las habitaciones.

—Veanlo por ustedes mismos.

Uy q miedo.

Bueno ajá, nosotros subimos a ver qué tanto escándalo porque q ladilla pana. Les juro que ya me estoy imaginando encontrar un cocodrilo en la bañera o que por fin mami se salió de la dieta. Ninguna de las dos cosas pueden ser vistas al público.

Escuchamos unos ruidos provenientes del cuarto de mami y ya me dió hasta miedo. Ay no, yo me regreso por dónde vine.

—No, no vas a ningún lado.—Logan me detuvo. Me agarró de la cintura y empezó a caminar detrás de mí.—Vamos, ¿Qué tan malo puede ser?

Justo vimos como se estrellaba un jarrón en la pared en lo que pasábamos el umbral de la puerta. Observamos la habitación de Graziella vuelta mierda por ella misma y sus ataques locos.

—Muy malo.—expresé.

Mi mamá ni se dió cuenta de que estábamos ahí, siguió chillando de rabia y rompiendo todo a su paso con un martillo a lo Miley Cyrus. Tomó uno de los cuadros de la pared y lo arrojó en nuestra dirección; Logan tuvo que voltearnos para que el objeto le pegara en la espalda y no a mí.

—¡Mierda!—exclamó por el impacto.

Ahí mami reaccionó y dejó de destrozar su cuarto. Ayudé a Logan a enderezarse mientras se sobaba la espalda, marico, me lo van a terminar matando nawara.

—¡Mijo, perdón! ¡No sabía que estaban ahí!—mi mamá casi se pone a llorar por haber lastimado a mi novio.

Les aseguro que el cuadro me caía a mí, y ella se reía.

—Estoy bien, no se preocupen.—dijo con media sonrisa en el rostro. Enrollé mis brazos en su torso kike pa protegerlo pero en realidad solo tenía ganas de abrazarlo pue.

—¿Ahora sí te volviste loca?—me dirigí a Graziella.—Tas clara que no pagas lo que rompes.

—Si, nojoda. Pero ando arrecha.—se echó el cabello para atrás y terminó sentada en la cama.—Y el marico de tu hermano casi se orina en los pantalones cuando partí la puerta.

El mariquito de Logan | Logan LermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora