Cuando descubrí que te amaba

Capítulo 10

Capítulo 10

Era el segundo día del celo del alfa y el omega que se compartía en las mazmorras donde nadie de los Slytherin podía acercarse si quiera a la puerta del profesor de pociones y a la vez el jefe de su casa, pero quien en ese momento se encontraba más interesado en saber que pasaba con Severus Snape era Draco Malfoy pues este le tenía en muy alta estima a su profesor aparte de que aquel hombre era su padrino, muchas veces había sido una figura paterna que prestaba atención y a su vez le demostraba que lo amaba como a un hijo, Draco también sentía curiosidad de donde se podía encontrar el Gran Potter, el hecho que los dos hubieran desaparecido a la vez y que no pueda acercarse a los aposentos de su padrino lo llevaba a pensar con astucia de que estaba relacionadas ambas desapariciones y la potencia del hechizo que rechazaba a cualquier persona que se acerba a siquiera a la puerta y era lanzada. Draco decidió aquella mañana vigilar a los Gryffindor, no era nada nuevo de la enemistad de los pequeños traídos a la sangre, finalizando así el trio de oro, y la sangre sucia de Granger y de Potter lejos de los la comadreja pelirroja.

Aquella mañana Hermione se levantó con sueño, pues se había quedado pensando en su mejor amigo/hermano, se desperezo, cogió sus cosas y fue directo a la ducha. Los gemelos se encontraban en su habitación despertando y riendo. Neville se encontraba aun durmiendo en aquellos momentos pues había tenía una gran discusión con Ronald por que este se había puesto hablar estupideces acerca de donde se podía encontrar Harry.

Luna Lovegood se encontraba ya lista, pero estaba buscando sus zapatos porque sus compañeras de sala seguían empeñadas en esconderle sus cosas, tenía muy clara que esa mañana desayunaría en la mesa de Gryffindor. Luna Lovegood era una chica de 13 años de cabello rubio largo ondulado de tez pálida y que vivía con su padre, a unas colinas de la Madriguera. Ella desde muy pequeña entendió de que tenía un don y es que podía ver más allá de la persona en sí, es como si pudiera adelantarse a las cosas como si fuera una vidente, pero no del todo. No era amiga cercana de Harry solo sabia de él de todo aquello que la gente decía y de escuchar a Ginny Weasley la que en sus dos primeros años de estar en Hogwarts fue su única amiga, y ella creyó en lo que Ginny le explicaba, pero en su segundo año al finalizar las clases se dio cuenta de que Ginny Weasley la que decía ser su amiga era la que le daba ideas a los Ravenclaw para que se metieran con ella, diciéndole que ella siempre hablaba pestes de todos ellos. Aquel año había tomado la decisión de alejarse de los Weasley, cuando escucho lo que paso con Harry y Ron en tercer año, así que sin darse cuenta se encontraba al lado de Harry Potter en el lago sentados los dos hablando como si toda la vida se conocieran, y ella en silencio pudo sentir el gran potencial de aquel chico que cargaba el mundo sobre sus hombros y pudo intuir que algo dentro de Harry estaba por cambiar.

En el Gran comedor se encontraba Hermione con Neville y los gemelos Weasley apartados, mejor dicho, alejados de Ron y Ginny. Luna al verlos se acercó a ellos y este le hicieron un espacio en la mesa y comenzaron a hablar en susurros explicándole a Luna lo poco que sabían y haciendo conjeturas de lo que podía ser hasta que.

El profesor Snape y Harry están juntos – Hablo Luna – está más claro, aunque nadie quiera darse cuenta, ellos están juntos.

Dejando a los cuatro en silencio y sin ganas de desayunar, Hermione llegando a la verdad que en su interior le gritaba lo más obvio.

Remus tenía clases seguidas y poco tiempo así que decidió poner un anuncio en la puerta de la clase de Defensa Contra las Artes Oscuras diciendo que todas las clases se darían en las mazmorras en la clase de Pociones. Este se sorprendió de lo tranquilos que se encontraban los gemelos cuando siempre suelen hacer alguna que otra travesura en la clase, a Hermione sin levantar la mano y Neville más perdido que antes, a la única que encontró normal fue a Luna. Los Trillizos seguían preocupados, aunque entendían que sus padres no quisieran decirle donde se encontraba su hermano mayor.