♡A M A N T E S♡

Día de la Paz

Narra Hiccup...

-Dime una cosa, príncipe Hiccup...- me habló Mérida antes de terminar nuestro recorrido.

-Sólo Hiccup está bien.- le dije.

-Sí, como sea. ¿Tú estás de acuerdo con esto? ¿Apruebas nuestro matrimonio?- me preguntó de forma directa, algo que me sorprendió mucho.

-La verdad... No... Un absoluto y definitivo no. Sin ofender, Mérida, pero no quiero que mi padre me obligue a casarme contigo, no es porque tú tengas algo malo... Si no que...-

-Estás enamirado de alguien más.- completó lo que iba a decir y yo la miré asombrado- Vamos Haddock, se nota en tu mirada desde kilómetros. Y dime... ¿Quién es la desafortunada?- me dijo chistosa mientras reía, al parecer ya se liberó conmigo.

-Ja Ja Ja Muy graciosa.- le dije sarcástico- Pero la que me gusta es la princesa Astrid.- le respondí.

-¿Astrid? ¿Astrid Hofferson?- me preguntó y yo asentí- ¡Vaya! Creo que sí harían linda pareja. La he visto en un par de peleas y también en algunos Días de la Paz. Esa pirncesa sí que sabe usar su hacha.- me dijo emocionada.

-Te propongo una cosa.- le dije mirándola a los ojos.

-Te escucho.-

-Ninguno de los 2 quiere casarse con el otro, aunque yo no sé tu razón...- iba a seguir hasta que ella me interrumpió.

-Simplemente porque no quiero casarme, si me voy a casar, quiero que sea por amor, no por política.- mencionó molesta.

-Excelente. Como decía, ya que no queremos casarnos, tengo un plan, pero para ejecutarlo tengo que hablar con Astrid y quiero que tú me ayudes a poder hacer eso... Y así anular este compromiso. ¿Trato?- le extendí mi mano.

-Trato.- me respondió ella con una gran sonrisa y correspondiendo nuestro acuerdo con una estrechada de manos.

Después de hacernos, prácticamente socios, entramos al castillo.

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Estaba en mi habitación revisando unos mapas de casi todos lo reinos a donde Astrid y yo podamos escapar sin que nos encuentren. Pero de pronto alguien llamó a mis puertas.

-¿Hiccup? Muchacho soy yo, sé que ahora me debes de odiar, pero por favor ábreme... Necesito que me escuches.- esa voz la podía reconocer en cualquier lado. Era Bocón, desde que le dijo toda la verdad a mí papá no hemos hablado y sí, claramente me molesté, creí que él me apoyaba.

Pero decidí escucharlo.

-Gracias.- fue lo único que me dijo en cuando entró- Mira, muchacho yo... De verdad lo siento, no quería traicionarte de esa forma, no sabes cuánto estoy arrepentido. Pero también tienes que entender que tengo una lealtad hacia Estoico que supera la nuestra. Si quieres no me vuelvas a hablar, pero ahora sólo necesito tu perdón.- se diaculpó conmigo y claro que lo entiendo.

-Ven aquí, Bocón.- y le dí un gran abrazo- Te perdono.- él me correspondió.

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Narra Astrid...

-Tengo que hacer algo, Heather.- le dije a mi amiga.

-Sé que no quieres estar con Hans, Astrid, pero...- unos toques en mis puertas nos interrumpieron.

-Adelante.- hice pasar y nos encontramos con Hans.