Berk y Snorck, 2 reinos enfrentados por generaciones.
Hipo Haddock III, príncipe de Berk y heredero al trono.
Astrid Hofferson, princesa de Snorck y heredera al trono.
Ambos de diferentes bandos y obligados a odiarse, pero lo que nadie sabe es que...
Sin duda, este es el momento de mi fin, al menos caeré en batalla y me da un gran honor. Caundo ví como ese Berkiano estaba a punto de clavarme su arma, cerré los ojos y esperé el impacto... Pero nunca llegó.
Con temor abrí mis ojos y lo que ví hizo que se me llenara el alma de alegría, él me salvó... Hiccup esta frenté a mí y dándome la espalda, tenía su espada "infierno" bloqueando la gran daga del Berkiano que me estaba atacando, ambos se miraban con el ceño fruncido.
Sentí como todos en la pelea pararon y sólo miraban hacia nuestra dirección, intenté pararme, pero un dolor punzante en mi brazo izquierdo me lo impidió, claramente lo disimulé.
Narra Hiccup...
Allí estaba... Frente a la persona que iba a dañar a Astrid, detuve su arma con mi espada, no me importaba ganarme más su furia y la de mi padre, no sí Astrid estaba en medio.
Con una movimiento rápido y brusco, logré hacer que suelte su arma, dejandola caer al suelo. Sentía todas las miradas en nosotros, sentía como mi padre y el padre de Astrid dejaron dejaron de pelear y mirarnos fijamente.
-Fue suficiente, Eret.- dije moleste y entre dientes mientras guardaba mi espada, él me miró con asombro, pero luego su mirada cambió a una de enojo y cierto toque de satisfacción. Creo que al final le dí la oportunidad perfecta para que me reemplaze como heredero.
-¡Astrid! Vamos, levántate.- dijo la chica pelinegra que gritó en antes, ella venía llegando hacia Astrid junto a un chico pelirrojo.
-Sí, tranquila Heather ya me levanto.- le contestó ella algo desorientada mientras intentaba levantarse. Obviamente yo me voltiŕ para ver la situación, pude detectar que algo no estaba bien en Astrid, o si no ya se habría puesto de pie.
-Ahg, ya levántese, princesa.- dijo furioso y desesperado el pelirrojo, inmediatamente la tomó de su brazo izquierdo y la jaló hacia arriba para ponerla de pie.
Se pudo oír un leve gemido de dolor por parte de Astrid, lo cual me preocupó demasiado para ser honesto, pero ese sentimiento cambió a uno de intimidación cuando su padre, el rey de Snorck, se acercaba a nosotros.
-Vámanos de una vez.- musitó realmente molesto ante esta situación, estoy eñseguro que no solo es porque su hija estaba en peligro, si no porque fue un Berkiano quien la salvó.
-Sí, su majestad.- dijo rápidamente esa tal Heather ayuandando a Astrid, esta última slo se voltió disimuladamente para verme a mí, puede ver que tenia cierto miedo en su rostro, pero lo quitó y me dedicó una linda sonrisa para montar a Tormenta e irse con su gente.
Mi padre se acerco imponente a mí, con sus puños cerrados y su mirada penetrante.
-Al castillo.- solto entre dientes y muy cerca de mi rostro, tanto, que yo me tuve que inclinar un poco hacia atrás.
Mi padre está mucho más que furioso, eso lo puedo asegurar. Mas ver la cara de placer de Eret con junto a su sonrisa de lado, la sola idea de que Astrid esté herida y la cara de preocupación de mis amigos hacia mí... Dioses... Me quedé un rato más viendo como todos se iban y lueho yo los seguí.
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