𝐁𝐋𝐀𝐍𝐊 𝐒𝐏𝐀𝐂𝐄 - 𝒈𝒊𝒍𝒃𝒆𝒓𝒕 𝒃𝒍𝒚𝒕𝒉𝒆

Capítulo 09

–MIS DÍAS EN AVONLEA han sido buenos, no me quejo. Es solo que, a veces siento que no encajo en este lugar. – dijo Ashley mientras jugaba con su taza de té.

– ¿Y quién dice que estamos hechos para encajar? – Le preguntó Andrew.

Ashley y Andrew habían ido juntos a Charlottetown para platicar, se encontraban en una casa de té con muy pocas personas a su alrededor.

La castaña estaba segura de que Avonlea no era lugar para ella.

– Mis padres. – Respondió Ashley después de un suspiro.

– ¿Cómo era tu vida antes de llegar con tu tía Muriel? – Preguntó Andrew.

Ashley lo observó con los ojos entrecerrados.

– Lo pregunto porque, me pareces una buena chica Ashley; alguien que quiere salir adelante y disfrutar de la vida, pero, hay cosas que te limitan. – Expresó el joven.

La castaña se quedó en silencio, analizando cada una de las palabras de Andrew. El joven tenía razón, nunca hay que tener miedo de probar algo nuevo, porque la vida se vuelve aburrida, la vida de Ashley era aburrida estando dentro de los límites que ya conoce.

– Mi vida en París es monótona, aburrida y sin color. Todo el tiempo estoy estudiando o ayudándole a papá con su trabajo, y tienes toda la razón Andrew, estoy limitada por todos lados...

– No es verdad. Tienes un sinfín de caminos que puedes recorrer para encontrar lo que quieres; y si te equivocas, eliges otro – Dijo Andrew con una sonrisa.

– Mi espacio en blanco.

Andrew parpadeó un par de veces analizando la frase de Ashley.

– Si quieres verlo de esa manera, sí. Tienes un espacio en blanco para escribir y elegir lo que quieras. – Respondió el chico.

Ashley sonrió a medias, y antes de que pudiera decir algo, la persona que los había atendido se acercó con otra taza de té y por accidente cayó sobre Andrew.

El joven se levantó rápidamente e intentó limpiarse la ropa con un pañuelo, mientras observaba con coraje a la persona que había causado todo.

– ¿Tenías una venda en los ojos y no pudiste ver por dónde caminabas? – Grito el ojiverde con cierto odio. – ¡Eres un idiota!

Ashley quedó sorprendida ante la reacción de Andrew.

– Andrew, cálmate, fue un accidente. – Le dijo Ashley mientras se levantaba y observaba al mesero que temblaba de miedo.

– ¡No! – Volvió a gritar el castaño.

– Disculpe, de verdad, déjeme ayudarlo. – Pedía el que había ocasionado el accidente.

– ¡Hazte a un lado!

Andrew empujó al mesero y salió hecho una furia del lugar. Ashley se quedó estática, sorprendida, asustada y alarmada ante la reacción de Andrew.

Ella no lo siguió, decidió ayudar y recoger lo que el ojiverde había tirado, pidió disculpas de nuevo y salió del lugar.

– Un jardín de rosas lleno de espinas...

***

– Se volvió loco. – Comentó Ashley a su tía una vez llegó a casa.

– Mejor dejarlo sólo cariño, esas acciones no son aceptables. Espero que lo tengas claro. – advirtió su tía.

Ashley quedó pensativa.

Ella tenía claro que cada cabeza es un mundo, pero hay mundos donde la ignorancia, la agresividad y la estupidez predominan, así que debía tener mucho cuidado con el mundo que quiere explorar. Ese mundo llamado Andrew Moreau.