POBRE TIEMPO, siempre se lo dejamos todo a él, pretendiendo que lo arregle todo. Cuando en realidad son las personas las únicas responsables de sanar por su cuenta.
Ashley quería saltar y alcanzar el infinito que se esconde en las estrellas; quería ser libre, ya no pensar, ni sentir.
Ashley quería vivir.
En el corazón de Ashley se esconde una fortaleza enorme que aún no conoce, pero está dispuesta a levantarse y renovarse después de cualquier desastre. Porque así es la vida, se destruyen y se construyen una y otra vez.
El proceso está lleno de aprendizajes.
Las almas inquebrantables vienen de un sinfín de tempestades que han destrozado de innumerables formas su vida. Tal vez, lo suficiente para rediseñarla, pero ahora con más fortaleza y sabiduría.
Ashley soltó una carcajada mientras dejaba que el aire acariciara su rostro. La velocidad de Sirius, su caballo, la hacía sentir libre.
— ¡Más rápido, Sirius! — Exclamó la castaña. — ¿Y tú Andrew? ¡No te quedes atrás!
Ashley y Andrew se llevaban muy bien; salían a Charlottetown, el chico visitaba a la castaña y a Muriel, se intercambiaban libros y pasaban mucho tiempo juntos. Así que, Ashley no dudó en invitarlo al juego de hockey que organizó el salón de clases.
Andrew no le contestó a la castaña, lo que provocó que Ashley se detuviera y girara hacia el muchacho.
La chica volteó su rostro para cubrirlo en el momento que Andrew le aventó un poco de nieve.
Andrew empezó a reír mientras se alejaba, Ashley lo miraba indignada.
— Vamos Sirius. — llamó la chica a su caballo y éste avanzó.
Ashley y Andrew se adentraron al bosque, bajaron la velocidad de sus caballos y empezaron a observar los árboles a su alrededor.
— El color blanco me gusta. La nieve me gusta, el olor de los árboles también. — dijo Andrew mientras aspiraba el aroma de los árboles.
Ashley hizo lo mismo. La castaña cerró los ojos y dejó que el olor a pino inundara sus fosas nasales. Al abrir los ojos se acercó al árbol y tomó la piña que colgaba de él.
— Esta piña es el fruto de este árbol, madre e hija, una familia... Cada árbol aquí está conectado entre sí. ¿Qué se sentirá tener tanta certeza en la vida? Pertenecer de verdad a algo... — Ashley tenía un tono nostálgico en su voz.
Andrew soltó una risita y mordió el interior de su mejilla, Ashley le gustaba mostrarse fuerte y segura de sí, pero era una total y pequeña niña que tenían que cuidar.
— Eso sólo lo sabemos cuando estamos en el lugar y con la persona correcta. — dijo Andrew mientras observaba el cielo.
Ashley asintió. Ya no supo qué más decir. La nieve que estaba sobre la piña se deshizo, Ashley la dejó caer y Andrew volvió a reír.
— El momento más solitario en la vida de alguien es cuando está viendo cómo su mundo se desmorona, y lo único que puede hacer es mirar fijamente. — Le dijo Andrew a Ashley.
— Puedes quedarte mirando o disfrutar de lo que tienes alrededor. — Le dijo Ashley. Andrew la miró. — Para poder ser feliz hay que disfrutar de lo que tenemos.
Ashley y Andrew se observaron con una sonrisa, la castaña tenía un intenso brillo en los ojos que hacía que su rostro se iluminara.
Andrew no pasó desapercibido, él miraba a Ashley con intriga, curiosidad y una pizca de ternura. Ashley a veces se sentía sola, vulnerable; pero no por ser débil, sino, porque está decepcionada y disgustada.
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𝐁𝐋𝐀𝐍𝐊 𝐒𝐏𝐀𝐂𝐄 - 𝒈𝒊𝒍𝒃𝒆𝒓𝒕 𝒃𝒍𝒚𝒕𝒉𝒆
Fiksi PenggemarSalir de tu zona de confort nunca es fácil y menos cuando la gente a tu alrededor te cree una mala persona. ¿Cómo demostrarle a los demás cómo eres si nunca te dan la oportunidad? Ashley Brooke vivía entre las mentes cerradas de París, criticada y l...