Michael había comenzado una nueva rutina, una que ya no incluía a Luke Hemmings en ella.
A decir verdad, no es nada fácil dejar atrás todo lo que hacías con alguien, te das cuenta que esa persona en verdad le daba un toque especial.
Son las nueve de la mañana y se supone que Michael seguiría dormido. Pero por alguna extraña razón no pudo seguir en su cama. Se puso de pie y salió de su habitación. Después de terminar "oficialmente" con Luke, compró un departamento y se mudo de inmediato, para no tener que ver a Luke por más tiempo.
El teñido encendió la televisión de la sala y después se dirigió a la cocina por algo para comer.
Después de tener su cereal, regresó a la sala para ver el programa que salía, Michael a pesar de tener veintiuno, sigue viendo programas infantiles, en este momento se está riendo de un programa para niños.
Y de la repente dejó de hacerlo, tomó el control remoto y apagó la televisión.
— Que patético soy... - Recargo su espalda en el respaldo del sofá y coloco su cabeza en el mismo viendo al techo. - Luke tiene razón... Soy muy infantil... - Las lágrimas querían volver a salir.
Su vista se nublo de nuevo, y lloró como si nunca lo hubiera hecho, sin duda extraña a Luke, y eso es lo que más le da coraje, Luke siempre le reclamaba por todo y él sigue llorando como idiota.
Luke ni siquiera siente remordimiento, ni siquiera una pisca de tristeza.
— Sin duda eres patético Michael... muy muy patético.
Su celular sonó, lo tomó y respondió sin ver de quién se trataba.
— ¿Bueno?
— Michael de nuevo hay una reunión.
Calum menciona cansado.
— ¿Otra? - Menciona poniéndose de pie. - ¿No es la tercera en esta semana? - Cuestiona mientras deja su plato en los trastes sucios, para después ir a su habitación.
— Yo tampoco entiendo porque están haciendo reuniones a cada rato. - Soltó un suspiro. - Solo quiero tener un día de descanso.
— Ojalá sea para decirnos eso. - Menciona cansado. - Bueno, te dejo debo cambiarme.
— Mike...
— ¿Si?
— Te quiero mucho, no lo olvides.
— Yo también te quiero Calum.
— Michael hablo en serio.
— Yo también.
— Michael... Se que estás pasando por algo duró, pero por favor, debes dejarlo ir... - Menciona preocupado.
— Cal, estoy bien, no todo gira al rededor de Luke, ¿Vez? Dije su nombre sin llorar.
Calum soltó una pequeña risa.
— Bien señor, te dejo para que te cambies.
Y Michael dió por finalizada la llamada.
El teñido soltó un suspiro, se sentó en la orilla de su cama, viendo un punto fijo, como si así el tiempo pasará más rápido.
— ¡Bien Michael, llegó la hora de olvidar a ese rubio!
Se puso de pie y comenzó a buscar su ropa, hoy no se bañaría porque ya es tarde y puede hacerlo llegando.
Hoy sin duda, dejará todo atrás.
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