I

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— ¿Ya nos vamos? — Le pregunte a mi papá, llegando a su despacho. Hoy iríamos a una fiesta en el rancho de Don Ismael, y como siempre tendría que cuidar que mi papá no se pusiera hasta el culo de borracho y hiciera pendejadas.

— Ivanna.. — Me pase como si nada por su despacho. — ¡Ni creas que te voy a llevar a su vestida, hija de la chingada! — Rodé los ojos.

— Papá, ya estoy grande, voy a cumplir 18 ya nos yo una niña y me puedo poner lo que yo quiera.

— ¡Ni madres! — Me senté en una de las sillas que están en frente de su escritorio. — Ándale ve a cambiarte, Ivannita.

— ¡Papá! — Lo mire mal y hice pucheros. — Por favor, es mi vestido favorito y quiero ir a si.

— No, no, no, — Negó con más cabeza. — Ándale a cambiarte. — Me jalo de la muñeca haciendo que me levantara, haciendo que yo lo mirara mal. — Mi niña ve a cambiarte ándale ¿Si? — Negué con la cabeza. — Ivanna, no quiero que vallas así por que va a haber socios y no quiero que te vean ¿Si? No me gusta que vean a mi hija.

— Papá pero cuando me vas a dejar ser yo, quiero ser libre, a veces siento como que todos me sofocan por ser tu hija.

— Es por tu bien Ivanna. — Me abrazo y solo me limite a sonreír. Si algo odiaba es que no me dejaran ser yo y que todo lo controlaran.

— ¿Quien va a ir? — Dije volviéndome a sentar en la silla, con detalles dorados.

— Tu padrino. — Sonreí inmediatamente. — Tus tíos, tu abuelo, Don Ismael, con sus hijos, y unos socios de el cartel. — Se sentó a mi lado y dejé caer mi cabeza en su hombro.

— Oye papá ¿Y si a ti te llega a pasar algo, yo me quedaría a el mano, no? — Pregunte. Había días que me llevaba haciendo esa pregunta, soy su única hija y no se que pasaría si a él le llega a pasar algo.

— Pues no se hija. — Suspiró cansando. — Tal vez o uno de tus primos o tíos, tú eres mujer y n....

— ¿¡Que!? — Pregunte, no creía capaz a mi papá de no poderme hacer cargo de el negocio. — Ósea que yo solo me quedo de adorno ¡¿No me crees capaz de seguir con esto?! Desde hace años que llevo viéndote a ti hacerlo, yo pensé que sería t..

— ¡Ivanna, entiende que no quiero que te involucres en este negocio! Eres lo único que tengo, no quiero que por mi culpa te llegue a pasar algo, nunca me perdonaría que te llegara a pasar algo solo por que tu padre es Ivan Archivaldo Guzmán. — Lo mire mal.

— ¿Pero me crees capaz de ser tu mano derecha? ¡Eso corre por mis venas!

— Ivanna, no.. Solo que no te quiero exponer, quisiera que tuvieras una carrera o algo así.

— Ya mejor lo dejamos así. — Me levante y me fui a mi cuarto.

Saque unos jeans negros rotos, un crop top color naranja y unos tenis Jordan de esos colores. A veces me cagaba que no me creyeran que podía entrar a el negocio, la escuela nunca fue mi fuerte por así decirlo y no me veo con una carrera o algo así, creo que preferiría estar adentro de el cartel que tener una vida "normal" ¿Pero como tendría una vida así con el apellido que tengo? Llamándome Ivanna Paola Guzmán es casi imposible.

(...)

— Buenas. — Mi papá saludo a todos los que estaban igual que yo, hace rato habíamos llegado a la dichosa fiesta en casa de Don Ismael.

Nos sentamos y como siempre mi papá pasó su brazo por mis hombros, mostrando que nadie, absolutamente nadie que no fuera mi familia podía estar cerca de mi. En la mesa de a lado vi a Mi Padrino sentado con una vieja toda operada en las piernas, apreté la quijada y cerré mis puños, hasta en eso me parecía a mi papa.

Mi Padrino | Vicente Zambada | TERMINADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora