XIX

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Entre a el cuarto con Saul besando apasionadamente, me senté sobre el y me comencé a mover en círculos, después poco a poco la ropa fue sobrando hasta que nos entregamos el uno a el otro una vez más.

Sentí como me movieron y reaccioné, viendo a Archi con su peluche en las manos y con su carita de perro regañado.

— ¿Que pasó amor? — Dije quitando el brazo que no me dejaba moverme.

Me tape con las sábanas y ahora si hablo, que bueno que algo me estaban tapando por que no quiero que me hijo me vea encuerada a mi o a su papá.

— No puedo dormir. — Tallo sus ojitos llorosos, que ternura me da este Niño. — ¿Me haces algo de comer? — Hice una mueca y el río.

— Está bien, te veo en el pasillo si? — Se fue con una gran sonrisa.

Me levante y ahora si busque en mi maleta mis "puti pijamas" como decía Saúl, y sali a el pasillo donde estaba Archi.

Bajamos hasta llegar a la cocina, se sentó en una pequeña mesa y después de ver que había en el refrigerador, decidí hacerle un sándwich, por que no tenía ganas de hacerle algo más a las tres de la mañana.

Le serví jugo de naranja y después de que se lo terminara, se fue a dormir y yo que me quedé como pendeja limpiando todo lo que ensucie.

Cuando sentí como el aliento de alguien chocaba en mi cuello, ahora si que valí madres.

— ¿Por que con el? Ivanna, tantos cabrones ahí en el mundo y con el ¡Con mi hijo, chingado! — Me giré a verlo y tenía lagrimas en los ojos, me sentía la peor persona en el mundo, pero yo no tengo la culpa de todo, el es el culpable.

— Tu ocasionaste todo. — A este punto me había vuelto muy sensible. — Y yo ni siquiera sabía que era tu hijo. — Trate de irme pero puso cada una de sus manos recargadas en la isla de la cocina y viéndome fijamente. — ¿Te puedes quitar?

Trate de quitarlo pero se acercó más a mi, y comenzó a rozar nuestros labios, cerré los ojos con fuerza, no puedo volver a caer en tus encantos, ni puedo.

— Puedes engañarte de que amas al pendejo ese que dice ser mi hijo. — Acarició mi mejilla. — Pero se perfectamente que nunca me olvidaste y que me sigues amando hasta más de lo que antes. — Pasó una de sus manos por mi pierna de manera delicada.

— Yo.. No quiero que te acerques a mi, ni a mi hijo. — Dije igual con lagrimas en los ojos, bueno los dos estábamos llorando.

— ¿Tu hijo? — Río sarcástico. — A mi no me vas a hacer pendejo, ese Niño es mi hijo, te guste o no. — Lo mire incrédula. — No tarde ni cinco minutos para cuando ya sabía que ese Niño es mi hijo.

— No estás equivocado, es hijo de Saúl. — Trate de empujarlo pero me tomó de la cintura y acercó nuestras caras.

— Las fechas coinciden. — Rozó nuestros labios. — Tocó coincide. — Beso mi nariz. — Y tú siempre serás mía.

— Vicente por favor, déjame ir. — Le supliqué. — Se de lo que eres capaz, no le vallas a hacer daño.

— Yo nunca te haría daño a ti o a mi hijo, por que no puedes negar que el plebito es mi hijo Ivanna. — Suspire con tristeza. — Te deseó lo mejor pero eso soy yo. — Fruncí el ceño y me acercó más a él.

No te asombres
Si una noche
Entro a tu cuarto y nuevamente te hago mía
Bien conoces
Mis errores
El egoísmo de ser dueño de tu vida
Eres mía (mía mía)
No te hagas la loca eso muy bien ya lo sabias

Pasó nuevamente sus manos por mis piernas y me subió a la isla, con su manso tomó su mentón y me obligó a verlo, Dios que me esta pasando.

— Dile a mi hijito que no se asombre si entro a su habitación y te vuelvo a hacer mía, solo mía, por que tú ya lo sabías, que nunca nadie podrá darte la mitad del placer que yo te daba. — Se acercó peligrosamente a mis labios.

Si tu te casas
El día de tu boda
Le digo a tu esposo con risas
Que solo es prestada
La mujer que ama
Porque sigues siendo mía

El día de tu boda, aunque te cases con esa cabron que no vale madre. — Con su pulgar acarició mi mejilla mientras que yo estaba apendejada por sus encantos. — Que la mujer que ama Es prestada, por que sigues siendo mía. — Sin más se metió entre mis piernas y dejó un beso en mi hombro.

Junto nuestras frentes y después de años de no tenerlo cerca, me beso.

Después de que nos separamos por falta de aire volvió a hablar. — Ve antes de que tu futuro marido sepa que sigues siendo mía. — De un brinco salí de mi trance y me la vuelta cuando sentí como me dio una nalgada y luego se rio.

Subí rápido las escaleras y me metí a mi cuarto, me volví a meter en las sabanas y Saúl me abrazo pero yo no quería que el abrazara, ahorita me siento como si todos mis sentimientos los metieron en una licuadora, algo así.

— ¿Donde estabas? — Preguntó adormilado.

¿Como le digo que "su papá" y yo nos estábamos besando en medio de la cocina?

— No solo fui a despejarme un poco no te preocupes. — Le di la espalda.

•••
Para este cap me inspire en la canción (lo que está en otro tipo de letras)
Eres mía - Romeo Santos
¿Como ven que quiere recuperar a la Ivanna? 🥺

Mi Padrino | Vicente Zambada | TERMINADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora