19. Campana

295 60 15
                                    

-¿Nunca aprenderás a atarte la maldita corbata, cierto? -preguntó Shigaraki con una sonrisa ladina mientras entraba en la habitación.

-Cállate -respondió Izuku con una fingida molestia.

Después de todo lo que tuvieron que pasar, finalmente estaban ahí.
Nunca tuvieron la necesidad de unir sus vidas de esa forma, porque ambos sabían que ya estaban destinados incluso antes de conocerse. Eso podría estar de más, pero ambos ahí estaban, frente al altar.

-No puedo creerlo -confesó Midoriya a punto de derramar las primeras lágrimas de felicidad.

Shigaraki sonrió con un nuevo sentimiento dentro de sí, más fuerte y abrumador que el anterior. Qué feliz estaba.

Querían unir sus vidas ante el ser que les permitió estar juntos, con el corazón a punto de estallar, se tomaron de las manos con fuerza. Jurando en voz baja que nunca la soltarían nuevamente, incluso si eso les costaba la propia vida.
Sostendrían la mano del otro hasta el final de los tiempos, hasta que su último respiro escapara y sus cuerpos dejarán de existir, hasta que sus almas dejen de amarse, sin embargo, sabían de antemano, que eso no ocurriría. El amor que los unía era el más puro e intenso que el mundo conocía, tanto que nunca se desvanecería, incluso en otra vida.

El ruido de la campana de la iglesia los sacó del trance en el que se sumergieron y con temblor y un genuino nerviosismo, ambos dieron el sí.

Pecas y cicatrices | shigadeku • fictober 2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora