25. Saco

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Era habitual que discutieran por cosas sin importancia. Pero había algo distinto en esta ocasión. Ambos se rompieron y nada podría reparar esa herida. Dijeron cosas que no deberían decir.

Aferrándose a su abrigo, Izuku caminó sin ganas hasta la estación de trenes. Iría a cualquier lugar que le hiciera olvidar las hirientes palabras de Shigaraki.

Del otro lado, Shigaraki andaba sin detenerse a pensar en sus acciones, el remordimiento lo carcomía por dentro y por eso evitaba a toda costa pensar en lo que hizo. Se dirigió al lugar donde conoció a Izuku.

El mismo saco gris.
Las tontas y ridículas botas rojas.
Las pecas
Las cicatrices.
Todo era igual, eran los mismos sentimientos.

Sin querer, estaban ahí, frente al otro, como aquella vez. Cómo la ocasión en la que anhelaron conocer que había detrás de esas extrañas marcas.

Se acercaron con cuidado, temiendo que sería una ilusión y en cualquier momento despertarían de algo que no sabían ni querían conocer.

Izuku siempre daba el primer paso, Shigaraki esta vez lo hizo. Lo tomó de la muñeca, atrayéndolo a su cuerpo y lo abrazo con fuerza. Shigaraki era quien hablaba primero, ahora Izuku rompió el silencio. Entrelazó sus dedos con los suyos, aferrándose a su calidez.

-Volvamos a casa.

Pecas y cicatrices | shigadeku • fictober 2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora