Capitulo 16
La llevó a un pequeño restaurante de un hotel bonito junto al mar, se sentaron en una mesa para dos en el jardín. El sol estaba empezando a descender por el cielo despejado.
Jos apenas podía pensar. Dejo que Can pidiera la cena para los dos y después de que les llevaran las ensaladas, inclino la cabeza para concentrarse en su plato, pero el silencio era insoportable y al final levantó la mirada.
- Es un sitio precioso –comento.
- ¿Por qué? –pregunto Can.
- ¿Por qué es precioso?
- ¿Por qué me pediste que me fuera aquella noche? Quería hacerte el amor otra vez, princesa. Y algo me decía que tú también lo deseabas.
- Por favor, no quiero...
- No puedo quitármelo de la cabeza. Lo que pasó entre nosotros, tu tacto, tu sabor...
- Can, no sigas –susurró. –Lo que pasó, lo que hice, estuvo mal. Me avergüenza pensarlo y más hablar sobre ello.
Él le tomó la mano.
- Escúchame, princesa. No soy un niño. He estado con muchas mujeres. Y te aseguro que entre nosotros pasó algo increíble. ¿Cómo puedes decir que estuvo mal?
- Porque... Porque sí. Sé que no vas ha creerme, pero nunca había hecho algo así.
- ¿Te refieres que nunca habías pagado veinte mil dólares por una cita?
- Sigue. Ríete. Pero no es gracioso. Nunca me había ido a la cama con un desconocido que acababa de... –aseguro levantándose de un salto. –No puedo hablar de esto –concluyo y salió corriendo del restaurante.
Can sacó unos billetes de la cartera, los dejó sobre la mesa y corrió tras ella. Ella estaba en medio de la playa, cuando llego hasta ella...
- Está bien –dijo antes de que le hablara. –¿Quieres saber lo que ocurrió aquella noche? Te lo diré –aseguró dándose la vuelta con el rostro pálido.
- Jos, princesa. Lo único que tienes que decirme es que yo no estaba ocupando el lugar de otro –afirmó deseando abrazarla, pero su mirada le advertía que no lo hiciera.
- Encontré a mi marido en la cama con la que yo creía mi mejor amiga. De eso hace más de dos años, y recuerdo haber pensado que tenía todo perfecto derecho a acabar con un matrimonio que no me gustaba. No, Can, no estabas ocupando el lugar de un hombre al que amé y perdí. Pujé por ti aquella noche para probarme algo a mí misma.
Seguía teniendo una mirada agresiva, pero había cierta vulnerabilidad en su boca que lo hizo ignorar las señales de alarma. Le colocó un mechón de cabello detrás de la oreja, y le puso las manos sobre los hombros. La abrazó con delicadeza temiendo que, si lo hacia con más fuerza, ella huiría otra vez.
- ¿El qué? ¿Qué eres bonita, deseable, que el hombre que eligiera a otra mujer en lugar de a ti debería hacer que le examinen la cabeza?
Ella le recompensó con una débil sonrisa, pero, cuando él intento abrazarla con más fuerza, ella lo apartó.
- Mi esposo me dijo que era frígida. Sus palabras exactas fueron que era una niña rica y frígida.
- ¿Y le creíste? –preguntó sorprendido.
- No me importó. Significaba que me dejaba en paz. El sexo había sido... insatisfactorio.
- Insatisfactorio –repitió Can de un modo que la hizo estremecerse.
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Más allá de un sueño (COMPLETA)
RomancePrólogo Can Yaman era un soltero por el que cualquier mujer pujaría. El atractivo abogado era también un posible heredero de la enorme propiedad de los Yaman y él estaba a disposición de cualquiera de la subasta benéfica. Pero cuando Josephin Smith...