Capítulo 5

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Capitulo 5

- Continúa corriendo –dijo y atravesaron la puerta principal y bajaron escalones de mármol. Cualquiera que los viera pensaría que estaban haciendo una escapada romántica. Él casi se lo creyó hasta que llegaron a la calle y se detuvo en seco sobre sus tacones de aguja, soltó su mano y se puso frente a él.

- ¿Qué se cree que está haciendo? –preguntó con gesto enfadado.

- Tranquilízate, cielo.

- ¡Le ruego que no me llame "cielo"!

- Mi coche está aparcado arriba de la calle.

- ¿De verdad cree que me importa donde tiene aparcado el coche? Escúcheme bien, señor Yaman. Sin duda usted es el hombre más horrible que yo he...

Can puso los ojos en blanco, la agarró de la muñeca y la metió en un portal.

- ¿Es que no piensa antes de montar una escena, señorita? ¿O es que le gusta ser el centro de atención?

- Aprecio mi vida privada.

- Pues tiene una forma muy rara de demostrarlo. ¿Qué le hace pensar que aquella reportera curiosa y su cámara no nos estaban siguiendo?

Pudo comprobar que palidecía a pesar de la oscuridad del portal.

- ¿Nos seguían?

- No. Pero ni siquiera pensó en ello antes de empezar a recriminarme. Por una vez debería pensar en las consecuencias antes de actuar.

- ¿Yo?¿Qué yo piense en las consecuencias? Ja –rio sin rastro de humor. –Esa sí que es buena, señor Yaman.

Can cruzó los brazos.

- No fui yo quien nos metió en un lío –protestó él.

Bien pensado, sí que era un lío. Él había hecho el idiota pavoneándose encima del escenario. Y ella había hecho el idiota escapándose. Y después la había besado delante de cientos de personas de un modo que nunca olvidaría.

- Yo soy la inocente en este asunto desafortunado, señor.

- No juegue a la princesa de hilo conmigo, cielo.

- ¿Esta sordo, Yaman? ¡No me llame, "cielo"!

- ¡Perdóneme, señorita Smith! El asunto es que estoy harto de ser el malo de esta película.

- ¿Está sugiriendo que soy yo la mala?

- Usted pujó por mí, ¿lo recuerda?

- Permita que le refresque la memoria, señor Yaman. Era una subasta de solteros. El objetivo era que las mujeres pujaran por los hombres.

- No tenía que haber pujado tanto por mí.

- No tengo por qué escuchar todo esto...

- Y después, como si no hubiera llamado bastante la atención... –continuó agarrándola del hombro cuando intentaba marcharse.

- ¿Llamar la atención? –replicó, echando hacia atrás la cabeza y soltando una carcajada. –Eso me encanta. No era yo quien estaba sobre el escenario pavoneándome como un boy de strip-tease.

Can sonrió y se apoyó en la puerta. Lo único que Jos podía ver eran sus hombros anchos, su atractivo rostro y la noche oscura que los rodeaba. El corazón le dio un vuelco.

Estaban en medio de la calle de una gran ciudad, pero de repente sintió que eran los únicos habitantes de la tierra. Se sintió como cuando había entrado en el salón y lo había visto en el escenario, como cuando la había besado en la pista de baile.

Más allá de un sueño (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora